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domingo, 13 de abril de 2014

CAPITULO 14



Scarlet da de nuevo un chillido de emoción y baila por el reconocimiento de su hermana. Por fin ha conocido un hombre que logra aflorar sus sentimientos.  Aquella noticia le da de nuevo la esperanza de encontrar el amor. De encontrar un hombre que la acepte con su enfermedad, porque esta segura que el amor es tan poderoso que lograría curarla definitivamente para poder entregarle su cuerpo y su alma.

Luciana pone los ojos en blanco con la actitud infantil de Scarlet pero no puede evitar sonreír. El recuerdo de todas las sensaciones que su cuerpo experimento mientras se encontraba en los brazos de Gerard hace que se sienta de excelente ánimo. Rápidamente se aleja y sube las escaleras en dirección al cuarto para alejarse de la inquisición de preguntas, aprovechando que Scarlet baila como una niña con los ojos cerrados. Cuando llega a su habitación y comienza a quitarse su vestido Scarlet la alcanza. – No te librarás de mi tan fácil- le reprocha con dulzura colocando las manos en la cintura.

-No quería interrumpir tu baile-  Responde con una sonrisa terminando de retirarse en vestido quedando en su camison.

- Bailemos Juntas- Pide  y  la toma de las manos. Ambas comienzan a girar velozmente mientras ríen como lo hacían cuando eran niñas  y recibían cartas que anunciaban la llegada de su padre luego de estar meses por fuera por motivos de negocios.

Cuando por fin se detienen, ambas se tiran en la cama para  componerse del mareo y tomar un poco de aire luego de las risas.  La felicidad esperanzada de Scarlet es ligeramente opacada por la felicidad de Luciana al saber que puede amar y que aquel sentimiento puede generarle tantas emociones fuertes. 

-Cuéntame mas, quiero saberlo todo- exclama Scarlet con la mirada fija en el techo.

-Ya te lo he dicho todo- Responde con un poco de aprensión. Por primera vez en su vida no desea compartir información con su mayor confidente. No quiere que se emocione ya que ni ella misma sabe en que puede terminar su relación con Gerard. Quizás tan solo sea un mujeriego con una nueva conquista que realizar. Tal vez se obsesiono con ella después de verla casi desnuda en la playa. Aunque algo de aquel beso lleno de ternura y adoración le dice que no es un beso más para él,  y  aunque ella no tiene experiencia en esas manifestaciones de amor y deseo, sabe que el fuego que sentía en su interior mientras se besaban era el mismo fuego que lo consumía a él.

-Por favor Luciana, no seas egoísta. Tienes veinticinco años y yo tengo veinte. Ambas somos adultas y podemos hablar de hombres-

-No es eso Scarlet, no me avergüenzo por ello-

-¡Claro que no!, no es vergonzoso enamorarse-

-Esa es la cuestión Scarlet, aun no se de que se trata todo, no se si el esta enamorado de mi-
- ¡Por Dios Luciana! Media ciudad esta enamorada de ti. La otra mitad no lo esta solo porque son mujeres- Exclama  acomodándose de lado y apoya el codo sobre la cama para sostener su cabeza con la mano. – ¡¿Que hombre no se enamoraría de ti?!-

-Scarlet  él no es de esta ciudad. Llego hace poco y no lo conozco lo suficiente como para poder juzgar sus intenciones.  Además,  quiero ir despacio antes de aceptar cualquier ofrecimiento de su parte-  Responde un poco avergonzada al recordar la facilidad con la que se dejo besar,  un acto muy poco decente a los ojos de una sociedad tan conservadora.

- Creo que debes traerlo a casa y presentarlo. No te preocupes que yo te daré mi consentimiento para que puedan continuar una relación- Se burla y se muerde los labios  para evitar reír al  observar la reacción de Luciana.

- ¿Y por que crees que debería traértelo para que lo apruebes? – Se queja fingiéndose ofendida y quitando su mirada del techo y fijándola en  Scarlet.

- Soy tu única familiar y alguien debe bendecir esa unión. Además, así se calmarían las malas lenguas y entendería que tu relación es respetable y aceptada-  Responde levantando ambas cejas y fingiendo superioridad.

-Eres mi hermana menor, no necesitaría tu aprobación. En cambio tu si necesitarías la mía-  Ahora es Luciana la que se burla y hace que  Scarlet esboce un puchero suplicante. Ambas sueltan de nuevo la carcajada  pero  rápidamente son interrumpidas por Maya que abre la puerta del cuarto.

- Buenas noches niña Lu. No queria incomodarlas pero abajo hay un hombre que desea hablar con usted-

El corazón de Luciana se agita ferozmente.  Mientras que su palidez delata su pensamiento frente a Scarlet

-¿Es él?  ¡Viene a buscarte!- Exclama Scarlet con emoción.

-¿Quien es el hombre Maya?- Pregunta  aterrada mientras se levanta. La idea de que la haya seguido desde el hospital no le gusta, y menos  el atrevimiento de irrumpir en su casa.

-No lo se niña. Vino temprano a buscarla pero como no estaba dijo que vendría de nuevo y esta bajo esperándola.

-¿Dijo su nombre?- La duda comienza  a apoderarse de ella. Tal vez no sea Gerard. Él estaba en el hospital toda la tarde, a menos que haya venido mientras hacían la cirugía, justo antes de su encuentro.

-No quiso decirlo, dice que no es de la ciudad y que su nombre no le seria familiar, pero insistió en hablar con la dueña de la casa-

-Esta bien. Llévalo al despacho y  dile que espere un momento- Responde aun confundida.  Maya asiente y sale de la habitación mientras que Luciana  toma temblorosa un vestido del ropero. Scarlet la observa confundida sin entender el terror en la cara de Luciana. Piensa que debería sentirse feliz.

-Espérame aquí Scarlet. No quiero que salgas- Le ordena mientras se coloca el vestido.

-Claro que no, ¡quiero conocerlo!- Refunfuña.

- ¡Ya te dije que te quedaras aquí!- La reprende.

-No lo hare- La desafía mientras se encamina lentamente hacia la puerta con la mirada fija en Luciana. Como la de una presa que intenta escapar de su depredador. 

-No te atrevas a salir Scarlet- La advierte al ver sus intenciones de salir corriendo.

-Intenta detenerme- Responde antes de emprender la carrera y salir del cuarto. Siente los pasos apresurados de Luciana que la sigue mientras bajan por las escaleras .Sabe que si se deja alcanzar no podrá conocer al misterioso hombre y no es una opción para ella seguir en la ignorancia impuesta por su hermana.  Llega al despacho y abre la puerta apresuradamente para encontrarse con unos ojos que le hielan la sangre y le estrujan el corazón.

Se queda paralizada  mientras esos ojos la evalúan de arriba abajo. Siente como Luciana la alcanza e inmediatamente se interpone entre los dos, tratando de alejarla de él.

-¿Que hace en mi casa?-  exclama con terror.


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A las siete de la noche la reunión en el consultorio del doctor Almenares finaliza.  Todos se encuentran muy agradecidos con Gerard por compartir sin ningún recelo sus conocimientos y valoran mucho su  ofrecimiento de escribirle a su antiguo tutor en Marsella para que envié publicaciones de avances médicos en Europa, para que el los traduzca y los trasmita a sus colegas. El doctor Almenares lo despide  invitándolo a regresar de nuevo el lunes, ya que los fines de semana solo se encuentra un medico para las urgencias mientras que el resto descansa. Y ese fin de semana le corresponde al doctor Bernal.

Gerard se siente feliz por la buena acogida de sus colegas, pero sobre todo por la idea de encontrar a Luciana en su nuevo lugar de trabajo, lo que significaría muchas horas para estar juntos.  Se despide y sale ansioso para encontrarla, pero ni una sola alma  se atraviesa en su camino por el pasillo. Busca en los pabellones de hombres y de mujeres pero tan solo se ven los enfermos y unas cuantas hermanas de la misericordia atendiéndolos. Se llena de valor para abrir el pabellón de niños pero justo en ese momento ve a la distancia a Abril que sale de una puerta casi al final del pasillo.

-¡Abril!- Le grita para llamar su atención. Ella se exalta con aquel gesto tan impropio para un hospital. Cuando lo ve se lleva un dedo a la boca exigiéndole su silencio mientras se acercan y se encuentran  en mitad del pasillo.

-No debe gritar aquí doctor Decout- Lo reprende mirando a ambos lados del corredor cerciorándose de que nadie los ve.

-Lo lamento. Hace mucho que no estaba en un hospital- Se disculpa. Abril le frunce el ceño confundida por su disculpa.

-¿Como es posible que un medico haya olvidado el comportamiento en un hospital? ¿Hace cuanto que no esta en uno?- Pregunta desconfiada mirando fijamente a Gerard.

- Fue un largo viaje en barco desde Francia y tuve unas largas vacaciones en Cuba antes de llegar aquí- Explica sin dar mayor detalle para no delatar sus cuatro años alejado de la profesión.

-Entiendo. En que lo puedo ayudar doctor-  Responde aun especulativa.

- La verdad me gustaría que me ayudara a encontrar a Luciana. Necesito hablar con ella- Responde en una suplica llena de ilusión que le derrite la suspicacia a Abril y hace que sonría por la petición.

- Lo lamento doctor, pero hace pocos minutos salió-

Gerard suelta un bufido y tira su cabeza hacia tras por la frustración de haber perdido de nuevo la oportunidad de estar junto a ella.

-El lunes a las siete volverá a su turno. Descansamos los fines de semana para compartir con la familia-

-¡El lunes!- exclama desanimado. -Es demasiado tiempo. ¡Desearía verla ahora!-

Abril sonríe aun mas por la intensidad de Gerard, pero no esta dispuesta a ayudarlo sin el consentimiento de su amiga.

-Lo lamento. Pero tendrá que esperar al lunes-

-¡llévame a su casa!- Le pide mientras la toma del brazo.

- Claro que no- Responde molesta. – Si Luciana salió tan rápido es por que quería evitarlo. Tengo que hablar con ella y aclarar la situación entre ustedes para saber si puedo y debo ayudarlo-  Añade y comienza su camino a la salida.

- Estoy enamorado de ella Abril- Se declara Gerard agobiado por sus sentimientos mientras la sigue. Sentimientos que creía muertos y enterrados en el mismo ataúd de Abigail.

Abril se detiene y se gira para encontrarse con esos ojos enamorados y llenos de ilusiones.

-Cuando el amor es  verdadero sabe esperar- Le responde con una sonrisa y sale del hospital dejando a Gerard frustrado en el pasillo. Él se queda unos minutos viendo como se aleja y tratando de encontrar una manera de llegar a Luciana, pero se rinde cuando no encuentra la forma y solo lo reconforta la idea de verla de nuevo el domingo como lo tenía pensado inicialmente. Cuando ella le lleve las flores a Cedric.



Llega a la casa de Petra y encuentra a su compañero  que lo espera ansioso.

-¿Como te fue? ¿Tus colegas fueron amables contigo? ¿Atendiste algún paciente?¿Sabias como…-

-¡Tranquilo!- Lo reprende Gerard levantando la mano para que se detenga.  – Me fue mejor de lo que esperaba- Responde con una enorme sonrisa  derrumbándose en una de las sillas del comedor.

-¿A que te refieres?-  La sonrisa en el rostro de Gerard es muy poco común para Cedric, lo cual lo desconcierta y lo vuelve más ansioso por información.

-¿Adivina a quien me encontré en el hospital?-

- ¡Luciana!- exclama emocionado y sentándose en una silla al frente, mientras que Gerard asiente con la cabeza sin poder quitar de su rostro la sonrisa. – ¿Que hacia allí? ¿Tiene algún familiar enfermo?-

-No. Trabaja como enfermera en el hospital-   Responde tomando una uva del centro de mesa y disfrutando de la actitud asombrada de Cedric.

- Vous êtes un idiot chance*- Exclama en francés incrédulo por la fortuna de Gerard.

-No soy idiota Cedric- Responde a la afirmación de  su compañero.

-¿Y ahora que?-

-¿Qué de que?-

-¿Qué vas hacer con ella?

-Conquistarla. Y hoy hice un gran avance-

-Suéltalo de una vez Gerard. Me tienes en suspenso- Se queja Cedric tomando una uva de la mesa  y lanzándosela. Lo emociona saber que su amigo esta fortalecido por el amor y dispuesto a vivir la vida gracias a una hermosa mujer como lo es Luciana. Gerard toma una respiración profunda y le cuenta todo lo sucedido en el hospital dejando a Cedric con la boca abierta cuando le cuenta que la beso y ella le correspondió.

-¿Lo ves? eres un idiota con suerte-

- Aun no puedo cantar victoria. Ella es una mujer difícil- Se queja Gerard  al sentirse inseguro. Necesita estar de nuevo junto a ella para dejarle claro sus sentimientos y exigirle una respuesta a su interés.

-Paciencia amigo. El domingo la esperaremos en la plaza para que le dejes claro tus intenciones-

-Lo se. Pero se me hará eterno-

-Ven conmigo al burdel y descarga toda esa energía- Lo invita Cedric levantándose de la silla.

-No, me quedare aquí- Lo rechaza. No quiere manchar el momento de amor con Luciana. Disfrutaría mas en su cama recordando la dulzura del beso que el placer insípido en la boca de una prostituta.

-Como quieras-  Responde Cedric satisfecho por la elección de Gerard. Sabe que eso significa que esta muy comprometido con los sentimientos que Luciana despierta en él. – Para mañana tenemos una reunión muy importante lo que mantendrá tu mente  ocupada hasta el domingo- Añade organizándose la chaqueta listo para salir.

-¿De que se trata?- Pregunta curioso. Creía que el sábado seria un día de tedio en la casa de Petra. Y no esta dispuesto a asistir a una fiesta lujuriosa de las que acostumbra su amigo.

-Mientras tú besabas a la bella dama, yo estaba en el banco conociendo a un nuevo arquitecto que llego a la ciudad-

-¿Para que?-

-¡Por Dios Gerard! Tenemos que salir de esta casa y ocupar la nuestra. Pero sabes que no esta en buenas condiciones para habitarla, así que él realizara los ajustes necesarios para que podamos mudarnos pronto-


-Esta bien- Responde. Cedric se va satisfecho  dejándolo solo en el comedor con sus recuerdos, hasta que Martina aparece con una bandeja. El olor delicioso olor proveniente de los platos hace que Gerard se olvide de su día y se concentre en el manjar depositado frente a él. 

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Por una razón que Luciana no entiende, aquellos ojos verdes generan en ella una terrible animadversión. La primera vez que los vio en la calle la punzada de desconfianza en la boca del estomago le advertía sobre un peligro desconocido, y la reacción de terror que obviamente le producía a Scarlet era una razón mas para aborrecerlo.

-Buenas noches Señoritas- Exclama el hombre peinándose las puntas del bigote. –Su recibimiento no es una forma educada para las visitas- Le recrimina mientras observa a Luciana de arriba abajo con deseo mal disimulado.

-Usted no es mi invitado. Así que diga rápido lo que desea y lárguese de mi casa- Contesta Luciana con irritación mientras que Scarlet la toma del brazo y se resguarda tras ella.

-Primero que todo déjeme presentarme- Responde el hombre con una postura desafiante acercándose a Luciana y extendiéndole la mano. – Mi nombre es Amaury Barón.

Ella observa la mano extendida frente a ella y requiere de todas sus fuerzas para estrecharla como su arraigada  educación le exige. -Luciana Lemaitre- Responde dándole solo la punta de los dedos de la mano y retirándola rápidamente.

 -¿Lo ve?- Exclama el hombre con una sonrisa cínica- No es peligroso estrechar mi mano ni regalarme su nombre-

-Tal vez no lo sea pero tampoco es agradable- Responde Luciana sin poder disimular su fastidio, borrándole la sonrisa al hombre de la cara.

-Es usted demasiado grosera señorita Lemaitre, pero por alguna extraña razón me gusta eso-  Amaury escupe las palabras con arrogancia mientras que Luciana se exaspera mas con su presencia.

-¿Que quiere?- pregunta arrastrando las palabras y conteniendo su furia.

-Ofrecer mis servicios-

-¿Para que?- Pregunta estrechando sus ojos sin entender el ofrecimiento.

-Como ya le dije soy arquitecto, y deseo restaurar su casa- Responde mientras observa el techo  y las paredes de la habitación con desdén.  –Necesitan mantenimiento antes de que se venga abajo-

-No estoy interesada. Ahora salga de mi casa-

-¿Estaría interesada en vendérmela?-  Sondea sin dejar que Luciana perciba el fuerte deseo de tener esa casa. Su arquitectura le recuerda las casas españolas y hace que la ambicione para instalarse en ella mientras vive en la ciudad.

-Nunca. La prefiero derrumbada antes de entregarla a alguien más-

La declaración de Luciana enfurece a Amaury, mas por su rechazo que por la dureza de sus palabras. Trata de relajarse cerrando los ojos mientras encuentra estabilidad para no arremeter contra su insolencia. Cuando los abre, se encuentra con los asustados ojos verdes esmeralda que se resguardan detrás de Luciana.

-Buenas noches Jovencita- La saluda levantándose suavemente el sombrero.  – ¿Cual es su nombre?- Pregunta tratando de desviar la incomoda conversación y su furia mal contenida, pero inmediatamente Luciana arremete contra él interponiéndose aun más entre ellos.

-¿Para que necesita saberlo?-

-Por educación al conocer a alguien, y simple curiosidad- Le gruñe.

-Ya le dije que no estoy interesada .¡Lárguese de mi casa!-

-¡Muchacha insolente!- Le grita cuando se sale de sus cabales. Se acerca a  Luciana lentamente haciendo que ambas retrocedan por la mirada asesina que destellan sus ojos.

 -¡Tu y esta casa serán mías!- Le susurra con odio antes de emprender el camino dejándolas a ambas temblando con aquella nefasta sentencia.



* Vous êtes un idiot chance: Eres un idiota con suerte en frances


NOTA DEL AUTOR



Gracias por leer esta historia a la cual le entregare mi corazón como a un  primer hijo. Igualmente agradezco sus comentarios ya que son el combustible que me empuja a continuar con esta creación.

4 comentarios:

  1. Luciana esta completamente enamorada .. ahhh que lindo
    Ese tal.Amaury es un maldito..
    Muy buen capitulo ,me facina ,ahora voy a leer el sig.
    :-D

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  2. Concuerdo con Lorena Amaury es un maldito!!!!!

    A leer el siguiente.

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  3. bueno el maldito hijo de la mala madre ya lo odio porbres chicas deben estar aterradas

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  4. Amaury quiere quedarse con Luciana !!!!!!!!
    Pero...¿quien podra salvarla?
    Espero que sea Gerard :o

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