Translate

domingo, 5 de enero de 2014

CAPITULO 2




El sol se sumerge en el océano brindando un hermoso espectáculo para los pasajeros  del trasatlántico de la compañía naviera francesa “La Trasant” que esa mañana inicio su viaje bajo excelentes condiciones. Los pasajeros disfrutan la vista luego de una mañana y parte de la tarde llena de mareos y vómitos propios de las primeras horas de viaje, pero la gran mayoría han superado los síntomas y se relajan con la brisa y los destellos del atardecer. Solo uno de ellos que permanece en la proa no disfruta del espectáculo. Mantiene su mirada fija en las olas que se rompen en el barco deseando ser una de ellas. Siente que su vida vale menos que la ausencia de su esposa por lo que esta decidido a pasarse el barandal y lanzarse a las congeladas aguas para poder unirse al amor de su vida. Sin embargo su arraigada educación no le permite  hacerlo en ese momento ya que las damas y escasos niños que se encuentran en la cubierta podrían no soportar un drama de tales magnitudes tan solo iniciando el viaje, además el hombre de casi dos metros de alto y escabrosa cicatriz en su cuello no le quita la mirada de encima. No entiende por que y tampoco le interesa, tan solo piensa que después de la cena cuando todos los pasajeros se retiren hacia sus camarotes él podrá salir y encontrarse con su destino. Solo la muerte lo llevara a los brazos de su amada.

Pasadas las diez de la noche ya no se escuchan sonidos provenientes del comedor ni en los pasillos. Gerard cierra el relicario de la foto de Abigail con el mechón de su cabello y lo guarda en el bolsillo de la chaqueta cerca a su pecho.  Luego  llena el resto de sus bolsillos  de monedas y todos los artículos pesados que encuentra en el camarote. Quiere asegurarse de no flotar y ahogarse rápidamente en caso de que la quilla del barco no lo destroce. Abre lentamente la puerta y se cerciora de no ver a nadie, camina decidido hacia la cubierta desolada con la mirada fija en la baranda que serán los escalones para su liberación pero faltándole pocos metros una mano lo sostiene fuertemente haciéndole retroceder.

-Se demoro en venir. Creí que lo intentaría durante la cena- El hombre que lo vigilaba en el atardecer lo arrastra lejos de la proa.

-¡Suélteme!- Forcejea Gerard pero escasamente logra alejarse de el- ¿Quién demonios es usted?- Le gruñe al hombre.

-Soy el encargado de mantenerlo con vida durante el viaje y de asegurarme de que no se haga daño- Responde sin dejar de arrástralo hasta la seguridad de una de las sillas que hay bajo la estructura del puesto de mando. -Debe llegar vivo a Cuba- Añade.

Gerard lo mira asombrado por la respuesta de aquel hombre. No tanto por el destino del barco que pensaba abandonar antes de llegar a su puerto final. Lo asombraba el hecho de que su agonía era tan obvia que la tripulación del barco decidiera asignarle un vigilante. El hombre se sienta a su lado y saca un cigarro de la bota y un fosforo de la otra. Gerard entiende que alguien tan tosco y de tan poca elegancia no podía ser parte de la tripulación de primera clase del barco,  y si lo fuera seria imposible que descubriera su dolor ya que desde que subió al barco no había derramado ni una sola lagrima.

-Se equivoca usted señor si piensa que hare algo contra mi vida-   Le reprocha al hombre que da grandes bocanadas a su cigarrillo- Tan solo deseaba un paseo por la cubierta y tomar la brisa de la noche-

-Se lo de su esposa doctor-  Murmura el hombre mirando hacia el horizonte y suelta una columna de humo por nariz y boca.- Lo lamento mucho- Añade y se gira para mirar a Gerard que lo observa aun mas sorprendido. No es alguien que él conozca para que sepa su historia.

-No se preocupe estoy bien, como le dije solo quiero refrescarme en la brisa de la noche- Responde y se levanta de  la silla. El hombre se queda sentado pero lo observa firmemente. Gerard sabe que debe establecer una conversación para relajar al hombre y poder acercarse al borde del barco. Cuando el trepe por la baranda el hombre no podrá alcanzarlo.

-¿Cual es su nombre?- Pregunta Gerard llevándose las manos a los bolsillos del pantalón y mirando al cielo estrellado.

-Me llamo Cedric Gaudet-

-¿Y que hace en este barco?- Pregunta para cerciorarse si es parte de la tripulación.

- Inicialmente creí que seria solo un pasajero mas con destino al nuevo mundo para probar fortuna, pero justo antes de salir me convertí en su custodio-

-¿Y me podría decir como sucedió eso?- Se gira Gerard para observar el hombre que aun se encuentra sentado. - No recuerdo haber contratado ese servicio cuando compre el boleto- Agrega con desdén.

- Créame mi buen doctor que no es una tarea la cual disfruto, pero soy un hombre que paga sus deudas. Por eso accedí  a protegerlo aun de usted mismo-

- ¿Y me podría decir a quien le debe que le pide como pago mi supervivencia?- Pregunta intrigado Gerard comenzando su camino disimulado hacia estribor. Cedric apaga su cigarrillo en el piso y se abre la camisa dejando al descubierto una enorme cicatriz que va desde su cuello viajando por su pecho hasta el abdomen.

- El doctor François salvo mi vida luego de una pelea- Responde, luego comienza a abotonar su camisa. Mira fijamente a Gerard y le da la explicación que su rostro exige.

-Cuando usted llego a la estación corriendo y subió al barco el doctor François venia detrás suyo.  Cuando me vio me dijo que usted era un doctor que acababa de perder a su esposa- Cedric se levanta  y se lleva las manos a los bolsillos imitando a Gerard que comienza a alejarse mas.   -Estaba preocupado de que usted hiciera una locura. Así que me ofrecí para cuidarlo durante el viaje como agradecimiento por sus esfuerzos por salvarme la vida- Añade firmemente haciéndole entender que se encargara de cumplir su promesa.  Gerard comprende que ese hombre realmente conoce su situación y no lo dejara suicidarse, así que aprovecha el momento y corre hacia estribor,  se apoya de una columna y sube por las barras de la baranda y  salta pero en el aire es sostenido por el brazo. Cedric lo toma firmemente con las dos manos y Gerard solo intenta zafarse.

-¡Suélteme!- Grita meciéndose en el aire al borde del  barco pero Cedric lo sujeta fuertemente  -¡Solo quiero estar con Abigail! -  Le  implora.

-¡Si lo suelto cree usted que ira al mismo lugar en el que se encuentra su santa esposa!- Le grita Cedric desde arriba mirándolo fijamente a los ojos. Gerard deja de forcejear cuando entiende el significado de sus palabras. Esta aterrado y Cedric lo ve en sus ojos entonces comienza a subirlo.  Ya arriba ambos se desploman en la cubierta y Gerard comienza a temblar. La creencia popular dice que los suicidas se van directamente al infierno, pero no es el infierno lo que lo aterraba, era la idea de pasar la eternidad lejos de su amada esposa que debería estar en el propio paraíso.

Descripción: C:\Program Files\Microsoft Office\MEDIA\OFFICE12\Lines\BD14768_.gif

 Frente al espejo Luciana observa como luce con su nuevo uniforme de enfermera. La costurera se lo ha  entregado  para que se lo mida y hacerle los ajustes necesarios antes de empezar su nuevo trabajo. Es una túnica gris de mangas largas muy parecida a los habitos de las hermanas de la caridad del hospital. Agradece no tener que llevar todos los accesorios propios de las damas de la época ya que le resultan demasiado incomodos, pero esta vez siente que a su vestimenta le falta algo mas de vida. Es tan aburrido y soso que podría matar del aburrimiento.  Hace muecas frente al espejo y gira de una lado para el otro tratando de encontrarle algo bueno a su figura, pero no logra encontrarlo. Detrás de ella se abre la puerta y entra Scarlet quien al verla no puede contener una risa burlona.

-Esa es otra razón más que tengo para no querer ser una monja de claustro-  Le dice a Luciana cuando la alcanza. Toma el delantal blanco que esta en la silla y le ayuda a su hermana a ponérselo.

- Supongo que solo es cuestión de tiempo para acostumbrarme.- Responde Luciana no muy convencida y suelta un bufido. – Le falta vida y color a este uniforme.

-Yo se como solucionarlo-  afirma Scarlet con una sonrisa y sale disparada de la habitación. Luego de unos minutos regresa con una pequeña bolsa de terciopelo y se la entrega a Luciana que la toma confundida. La abre y da un respingo al descubrir su contenido. Un delgado lazo de plata con un pequeño dije con forma de corazón  hecho con una esmeralda.



-¡Por Dios Scarlet! ¿De donde sacaste esto?-

-Lo compre para tu cumpleaños pero creo que esta es una buena ocasión para utilizarlo- Responde Scarlet tomando el collar de la mano de Luciana. Intenta rodearle el cuello con la nueva joya pero ella se gira y le grita.

-¡Como que lo compraste! ¿Acaso has salido a la calle sin mi?-

-No, sabes que te prometí no volver hacerlo. Atita lo compro por mí-  Responde Scarlet irritada y gira a su hermana frente al espejo para poder colocarle el collar.

-Pero como…. ¿De donde sacaste el dinero?- Pregunta mas relajada pero aun confundida  la mayor de las hermanas.

-He logrado vender muy bien las nuevas flores, son únicas y se han convertido en mi marca, al igual que las rosas blancas son  la marca de la vieja cabeza de nieve- Responde Scarlet  apoyando su barbilla en el hombro de Luciana mientras que ambas observan con una sonrisa la belleza de la nueva joya frente al espejo.

Luego de la muerte de don Vicente cuando cayo de un caballo, doña Frederika asumió el control de los negocios de la familia, pero cada vez se le hacia mas difícil manejarlo, ya que no podía desplazarse de pueblo en pueblo como lo hacia su esposo para comprar artículos que luego serian vendidos a los principales almacenes de la ciudad. Tenía que apoyarse en otros comerciantes por lo que sus ganancias eran más reducidas y como a veces le entregaban mercancía que se les dañaba en el camino, los clientes de don Vicente fueron haciéndose cada vez más escasos ya que preferían comprarles a otros comerciantes.  Mientras tanto Luciana se encargaba de llevar las riendas de la casa asegurándose de tener todo lo necesario para las cinco mujeres que la habitaban y el anciano Tiberio cuya función era la de ser el mandadero incluso de Maya y Atita y de cortar las flores del jardín de Scarlet, pero lo hacia con gusto por que sabia que en ningún lugar seria mejor tratado que bajo la casa de aquellas mujeres. Sin embargo la hermosa casa de la familia  Lemaitre cada día se iba envejeciendo por la falta de pintura y las goteras que  carcomían lentamente el techo y paredes.

Scarlet por su parte solo hacia lo único que se le permitía hacer para salvaguardar su vida, y era la de regar el jardín que con los años fue haciéndose mas grande  y hermoso. Tenía un don especial para hacer crecer las más hermosas flores, y en especial una que solo crecía en su jardín. Era una flor llamada corazón sangrante ya que su forma se asemeja a un corazón del que cae una gota de sangre. Era una extraña especie que llevaba un comerciante chino que estaba de paso en la plaza de mercado y que acepto regalársela a Atita cuando ella le pidió una semilla, pues sabia que la flor no germinaría ya que solo lo hace en tierras frías y húmedas, muy distante de lo que aquella calurosa ciudad ofrecía, pero increíblemente Scarlet logro que creciera dando hermosas flores con las que ella hacia bellos ramilletes para los funerales, pero su mayor demanda era en las decoraciones de tortas y exóticos platos para las fiestas de los mas adinerados de la ciudad. Había logrado cobrar un alto precio por decoraciones con aquella extraña pero hermosa flor. Scarlet la amaba a pesar de que todos los días le recordara su extraña enfermedad.


Después de nacer Luciana doña Frederika intento tener  el deseado hijo varón para su esposo, pero siempre que llegaba a la tercera luna llena inevitablemente los ríos de sangre corrían por sus piernas anunciando la desgracia de otro hijo perdido.  Maya al presenciar una y otra vez el sufrimiento de su patrona, opto por prepararle un bebedizo que las mujeres Wayu tomaban para fortalecer a los hijos desde el vientre. Viajo a caballo por dos días hacia la tierra de la cual fue desterrada y rogo a su abuela centenaria  que le diera la formula. Luego de tres días de suplicas la anciana asedio a darle la receta advirtiéndole la importancia de los rituales luego de beber la pócima. Cuando Maya regreso preparo la bebida a  doña Frederika que cumplió al pie de la letra las indicaciones. Luego de dos meses de tomas doña Frederika  descubrió su nuevo estado con las habituales nauseas matutinas propias de sus embarazos. Sufrió con terror la llegada de la tercera luna llena después de saberse en estado, pero afortunadamente el bebe que llevaba en su vientre continuaba aferrado a sus entrañas.

El día que Luciana cumplía sus cinco años su madre cayó al piso con aterradores dolores de parto que le duraron tres días. Finalmente con los últimos vestigios de fuerzas que le quedaban doña Frederika logro dar a luz una bebe de hermosa piel blanca y con hilos de cabello rojizo. A pesar de no ser el varón deseado don Vicente y Doña Frederika la amaron desde que la vieron pero lograron aterrarse cuando Maya advirtió que su ombligo luego de cortar el cordón no paraba de sangrar. Tuvieron que amarrarlo con casi la mitad de un tubino de hilo y colocar grandes bolas de algodón apretándolo bajo el fajón durante un mes.  Doña frederika decidió que se llamaría Scarlet recordando el rojo escarlata de su sangre pero solo cuatro años después comprenderían que bien se le ajustaba el nombre a la niña que sangraría con un solo corte hasta morir.

Todo sucedió una mañana cuando Luciana llevaba de la mano a la pequeña Scarlet a jugar por primera vez en el prado que quedaba detrás de su casa. Corrían libremente hasta que Scarlet tropezó y cayo cerca al único rosal que habitaba el jardín. La palma de su mano se rasgo en la caída con una espina y su herida no paraba de sangrar. Al ver que pasaban las horas y la niña sangraba cada vez que retiraban los paños de su mano decidieron llamar al doctor Almenares para que la examinara. Luego de algunos minutos de evaluar detenidamente la mano de la niña llamo a los padres para que lo acompañaran afuera de la habitación. Luciana que se sentía culpable del daño que había sufrido su pequeña hermanita los siguió para poder escuchar que mal podía estar atormentándola.

En el despacho de don Vicente, el doctor Almenares les revelo a los padres de Scarlet la terrible noticia sin saber que al otro lado de la puerta se encontraba la pequeña Luciana escuchando.

-¿Sabe usted que es lo que le pasa a Scarlet?- Pregunta don Vicente haciéndole un gesto al doctor para que se siente.

-Creo saberlo, pero es simplemente imposible- Contesta el doctor negándose a tomar asiento.

-¿Qué quiere decir con eso?- Pregunta doña Frederika aferrándose al brazo de su esposo.

- Que todo parece indicar que es una enfermedad propia de hombres, ninguna mujer llega a padecerla-

-Díganos de una vez por todas que le sucede a mi hija doctor- Exige doña Frederika al ver que el doctor tiene una extraña mirada. Como si no entendiera lo que pasa.

-Creo que es hemofilia, pero como les digo es imposible, porque no se conoce a una mujer con esta enfermedad.  Mueren antes de nacer-

-¿Hemofilia?- pregunta intrigado don Vicente sin entender la magnitud del padecimiento de su pequeña hija.

- Es una extraña enfermedad que no le permite al cuerpo detener las hemorragias como lo hacemos normalmente los cristianos de buena salud, puede morir desangrada por cualquier herida y no se conoce ninguna cura, y como les dije, tampoco ninguna mujer que la padezca.

- Scarlet es una niña milagro- murmura doña frederika.  - Que aun se encuentre con vida es una prueba de ello. Solo tendremos que tener especial cuidado para que no se lastime- Añade esperanzada mirando al esposo que aun sigue sin asimilar la información. Pero  al otro lado de la puerta la pequeña Luciana se horroriza al pensar que su hermanita va a morir si su no se detiene el sangrado de su herida. Así  que decide correr hasta a la habitación y sostener el vendaje para que ni una gota más pueda salir de ella, aunque tenga que vivir el resto de su vida sujetándole la mano. Mientras tanto en el despacho la conversación sobre Scarlet continúa para anunciar lo peor.

- Claro que si- Responde el doctor Almenares y luego coloca una mano en el hombro de la mujer.- Pero tiene que prepararse para perderla cuando llegue a la adolescencia- su voz es la que utiliza para informar a la familia de la inminente muerte de su paciente.

-¿Y por que cree usted eso doctor? Pregunta la madre aterrada.

- Porque probablemente muera desangrada cuando tenga su primera menstruación-  Y con aquella sentencia sale de la habitación dejando a los padres aterrados con tan obvia revelación.

 Luciana permaneció al lado de su hermanita sosteniéndole las compresas en la mano durante cinco días con sus noches, ayudada de algunas hojas que Maya colocaba en la herida logro detener el sangrado al sexto día cuando la piel de la mano comenzaba a cicatrizar. Creyó  haber encontrado la formula correcta para salvar a su hermana, pero cuatro años después cuando ella misma paso de ser una niña y se convirtió en una señorito se dio cuenta que el proceso mensual al que las mujeres eran sometidas cada mes, seria inevitablemente el proceso de muerte para su hermana. Sin embargo se dedico a  buscar una manera para evitar que aquello sucediera. Debería de haber una forma.


Descripción: C:\Program Files\Microsoft Office\MEDIA\OFFICE12\Lines\BD14768_.gif




Después de algunos días de tortuoso viaje Gerard continua siendo vigilado por Cedric. Aun bajando del barco este no se aleja mas que unos cuantos metros. Ambos estiran las piernas caminando por el muelle sin emitir ninguna palabra como lo hicieron durante el viaje. Finalmente Cedric saca una pluma y un papel y se lo entrega a Gerard.

-¿Podría usted escribirle una carta al doctor François para que sepa que ha llegado bien a tierra firme?-

-¿Acaso tu misión solo cubre el viaje en barco?, ¿como sabes que no intentare nada cuando te alejes?- Lo desafía Gerard al ver que Cedric  se prepara para abandonarlo.

- En sus ojos logre ver que no lo hará- contesta muy convencido  –Ahora por favor escriba esa carta, quiero seguir mi camino- Añade ansioso llevándose a la espalda una bolsa de viaje.

-¿A donde vas?-

 - Voy a probar suerte en los ingenios azucareros y si trabajo fuertemente y aprendo el proceso tal vez pronto pueda comprar el mío-

-Hare la carta si me llevas contigo- Le pide Gerard mirándolo a los ojos decidido a no dejar que aquel hombre lo deje allí.

-Los cañaduzales no son un buen sitio para un doctor - Le responde Cedric intrigado por la petición del martirizado hombre. Debería ir al hospital a buscar trabajo y no a los cañaduzales así que trata de disuadirlo causándole miedo. – Allí hay  hombres muy  peligrosos, ¡podrían matarlo!-

- Eso es lo que deseo, dejarle a otro el trabajo sucio- Responde Gerard.



NOTA DEL AUTOR

Gracias por leer esta historia a la cual le entregare mi corazón como a un  primer hijo. Igualmente agradezco sus comentarios ya que son el combustible que me empuja a continuar con esta creación.



L.Farley

5 comentarios:

  1. Que hermosa narracion, que hermosa historia y sobretodo que emocion puedo apreciar en las letras.
    Me encanta !!!

    Felicidades !!

    ResponderBorrar
  2. cada ves me gusta mas esta historia!!!
    vamos por maaasss!!! o no?
    Besos y mil cariños!

    ResponderBorrar
  3. Amiga te quedo precioso el capitulo, pobre scarlet ojala se salve, y gerard esta loco de atar, lo unico que lo salvaria es que se enamorara de nuevo, esta muy interesante tu historia madre, esperare el proximo cap gracias de nuevo y un besote. cuidate.

    ResponderBorrar
  4. Amiga mia, apenas poniéndome al dia me fui de vacaciones pero se q tengo un tema pendiente contigo, no se me olvida te lo aseguro... me encanta cada vez mas y apenas vamos en el segundo capitulo.... se que esta historia es tu bb y lo tratas como tal... asi q se q sera maravillosa de principio a fin...
    te quiero y en breve recibirás tu encargo =D

    ResponderBorrar
  5. Que hermosa historia, felicidades, tengo una hija de 23 años y ella me ha enganchado a este tipo de lectura, hoy me comento de corzones sangrantes y aquí estoy poniéndome al dia en tú nueva historia la verdad me encanta simplemente eres genial mil gelicidade y eso que acabamo de empezar y ha seguir esperando hasta pronto

    ResponderBorrar