Gerard observa el amanecer sentado en la arena de la
escondida playa donde descubrió hace algunos días a la diosa del agua. Los
rayos naranjas violetas y azules se difuminan entre el cielo y el mar dando un hermoso
espectáculo a quien lo puede contemplar, pero aunque Gerard se siente privilegiado de ser un espectador de
tal maravilla, lo que realmente desearía es poder observar la ceremonia de baño
matutino de aquella mujer que ha ocupado su mente los últimos días y
noches. Pasa los minutos entre el canto
de pájaros y el sonido arrullador de las olas.
Lanza al mar pequeñas piedras que se encuentra con sus dedos mientras
hace dibujos en la arena a su alrededor, pero nuevamente ella no aparece.
Escucha a la distancia las campanas de la iglesia que anuncia la misa de las
nueve de la mañana, entonces se levanta y se sacude la arena de la ropa para
iniciar su camino de vuelta a la posada de Petra, donde Cedric debe estar
esperándolo para retomar la búsqueda de un buen negocio en el cual invertir.
Cuando llega a la posada no
encuentra a su amigo en el comedor devorando la mitad de las reservas de la
casa, tan solo encuentra una nota que dice que se canso de esperarlo y se fue a
conocer un hombre que vendía su empresa licorera donde el ron era su principal
producto. Gerard se sienta en el comedor algo molesto, aunque la verdadera
razón de su disgusto es que fracaso una vez más en su intento de ver a aquella
mujer. Toma un trozo de pan de la cesta que hay en la mitad del comedor y se
queda esperando que alguna de las tres empleadas de la posada llegue a
atenderlo, pero la paz del comedor se ve interrumpida por un escalofriante
grito proveniente de la parte posterior de la casa en donde duermen las
criadas. Gerard se levanta de la silla pero no se mueve de su lugar. Quiere ir
a ver que pasa pero una de las advertencias de la anciana Petra para los
huéspedes es la de no ir por ningún motivo al refugio de las mujeres. Pocos
segundos después el mismo grito aterrador se siente en toda la casa y la
anciana Petra sale de su cuarto con una barra de acero en sus manos.
-¿Que sucede?- Le pregunta a
Gerard al verlo en la mitad del comedor.
-No lo se, pero viene de la parte
posterior de la casa-
-¿Del cuarto de las criadas? - Pregunta aterrada, pero
antes de que Gerard pueda asentir se
escucha el tercer grito.
-¡Es Martina!- Exclama la anciana
al reconocer el alarido de la mas antigua y
mejor de sus empleadas. Gerard toma de sus manos la barra y se dirige
hacia la habitación de donde provienen
algunos murmullos y sollozos. Toma la
barra con ambas manos y empuja fuertemente la puerta con su hombro, lo que hace
que la esta se abra inmediatamente y él irrumpa embravecido en la habitación
seguido de la anciana. Pero suelta inmediatamente su barra al ver la increíble
escena que protagonizan las tres empleadas.
Martina se encuentra tendida en
la cama semidesnuda y entre sus piernas
las manos de la una de las criadas. En la cabecera esta la más joven
sosteniéndole la espalda y un pañuelo en la frente mientras que Martina se retuerce del dolor. Un prominente
abdomen delata la existencia de un extravió Juvenil que fue bien ocultado a la
anciana Petra, que no permite niños ni animales en su posada.
-Madre de Dios- exclama la
anciana, pero sus palabras son ahogadas por otro grito ensordecedor de Martina.
-Creo que va a morir- exclama una
de las criadas entre sollozos. – Lleva toda la noche en trabajo y el bebe no
quiere salir- Agrega frustrada.
Gerard se queda paralizado
observando el vientre de la criada. Le sorprende que aquella mujer supiera
ocultar de una manera tan astuta entre boleros y enormes faldas la presencia de
tan gigante vientre. Pero una voz ahogada y suplicante lo saca de su
perplejidad y le revive un antiguo talento que el creía muerto.
-Por favor ayúdenme, no quiero morir-
Gerard corre inmediatamente hacia
ella y desplaza a la criada que esta entre las piernas de Martina. La anciana
Petra corre tras él y lo toma del cuello de la camisa intentando llevárselo de
aquel lugar.
-No señor, esto es trabajo de
mujeres-
-Déjeme Petra- Se suelta Gerard del agarre de la anciana y vuelve a
ubicarse entre las piernas de Martina. –Soy Doctor- Agrega para dejara todas
las mujeres en aquel cuarto pasmadas con esa información, pero él se encuentra
realmente asombrado de sentir resucitada aquella vocación que el creía muerta
desde hace mas de tres años.
Comienza a dar instrucciones a la
anciana y a la criada mientras que la más joven la reconforta desde la
cabecera. Martina se encuentra más receptiva y dispuesta para hacer todo lo que
él le dice esperanzada en salir con vida. Él masajea su abdomen con el ceño
fruncido y luego vuelve a introducir sus manos entre las piernas de la
adolorida mujer. Después de algunos desgarradores gritos, Gerard le ordena que empuje
y ella lo hace expulsando a una pequeña bebe oscura como una taza de café
revelando la raza del padre. Gerard la envuelve rápidamente en una manta que
llevó Petra y la coloca en los brazos de la exhausta pero agradecida madre.
-Por Dios Martina, creí que lo
que tenias en esa enorme barriga era un ternero, pero lo que te sale es una
pequeña lagartija- Se burla la anciana Petra que se sienta al lado de la nueva
madre. Todas sonríen y acarician a la cría, hasta que nuevamente Martina da un
grito de dolor.
-¡Lo que sospeche!- exclama
Gerard que se limpiaba las manos en una vasija. Se ubica nuevamente entre las
piernas de Martina y le pide que puje.
De Martina sale una segunda bebe,
blanca como la madre, pero para sorpresa de todas las mujeres no es el ultimo
grito de dolor en la habitación. Cuando La madre trata de pujar por cuarta vez
no puede. Esta tan cansada de las tres pujas que su cuerpo no le permite mover
ni un dedo. La anciana Petra camina como loca por la habitación renegando y
alabando al mismo tiempo.
-¡Cállese!- La reprende el
exasperado Gerard que no soporta una palabra más de la ruidosa anciana.
-¡Lo hare por una semana si logra
salvar esas dos criaturas, o las que falten!- Le implora a Gerard que se posiciona
sobre el vientre de la mujer intentando empujar hacia abajo su abdomen. Después
de dos maniobras logra expulsar una cuarta niña que no se mueve. Gerard toma la
inmóvil bebe blanca como la madre y la mueve fuertemente para que la pequeña
respire pero aun no logra que emita ningún sonido.
Petra comienza a gritar oraciones
y lamentaciones, pero Gerard le da una mirada asesina con lo que la mujer se
pasa el dedo por los labios simulando que sella su boca. Envuelve la bebe en
una sabana tibia y oprime su pecho con presiones cortas con el dedo. Después la
toma y aspira con su boca la nariz y boca de la bebe. Las mujeres observan
perplejas con la respiración sostenida hasta que un pequeño maullido como el de
un gato proviene de la creatura. Él se la entrega a una de las criadas, sale al
comedor para buscar una botella de vino y se sienta en una silla igual de exhausto que
la madre pero enormemente complacido de su tarea. En menos de una hora logro ayudar
a traer al mundo cuatro dulces niñas. Dos
como el ébano y dos como el
marfil.
Cuando lleva la botella casi por
la mitad, siente los pasos de Cedric en el pasillo. Este al verlo con la camisa manchada de
sangre desenvaina un cuchillo y observa alerta alrededor buscando una victima o
la amenaza de un enemigo oculto.
-No me lo vas a creer Cedric,
pero pude ocuparme de cuatro mujeres-
Cedric abre los ojos como platos creyendo
que su amigo enloqueció y asesino a las tres criadas y la anciana. Tal vez
buscando una pena de muerte que lo sacara de su miseria. Se acerca
cautelosamente a Gerard y le quita la botella de las manos.
-Tranquilo. Te ayudare a ocultar
los cuerpos y escaparemos antes de que los descubran- Exclama pasándose ambas
manos por la cabeza.
- ¿De que rayos hablas?- Le
pregunta Gerard con el ceño fruncido sin entender a que se refiere.
-¿De que rayos hablas tú?-
-Martina acaba de tener cuatro
bebes-
-¡Oh gracias a los cielos!, creí que habías
asesinado a las criadas y a la anciana- Resopla y se desploma en una silla al
frente de Gerard.
-Estas loco ¡Yo nunca haría algo
como eso!- Responde cerrando su puño sobre la mesa.
-Lo se, no se que demonios pasa
conmigo. Lo siento- Exclama Cedric levantando las manos en señal de excusa.- ¿Estas
bien?- Pregunta al ver el extraño brillo de nuevo en los ojos de su amigo.
-Si estoy bien, de hecho muy bien-
-¿A que te refieres?-
-Creo que ejerceré de nuevo la
medicina- Responde Gerard no muy convencido pero con una pizca de emoción.
-¡Esas son excelentes noticias!- Cedric
suelta un suspiro y toma un enorme sorbo de la botella de vino. – Creí que me matarías
cuando supieras en que invertí gran parte de nuestro dinero. Pero ahora que ya
tienes una nueva vocación tan solo serás un socio silencioso-
-¿Que demonios hiciste Cedric?-
-Compre una enorme casa en la
calle del molinete- Responde aprensivo sin dejar de observar a su amigo. Gerard
sabe que no es un barrio de la elite de la ciudad donde seria más agradable
para establecerse, pero la mirada picara de Cedric le advierte sobre algo mas.
-¿Para vivir en ella?- pregunta tratando
de descubrir que hay tras aquella sonrisa burlona que comienza a esbozarse en
el rostro de su amigo al otro lado de la mesa del comedor.
-No, para unificar los dos
negocios que ayer en la mañana compre-
-¿Cuales?- Pregunta Gerard
sintiendo como se construye en su interior la rabia por saber de aquella compra
sin su consentimiento.
-Los dos burdeles más antiguos de
la ciudad, con un seleccionado grupo de mujeres-
Gerard se levanta furiosos de su
silla y Cedric hace lo mismo sonriendo burlón, sabiendo que debe emprender una
carrera antes de que su amigo lo alcance. Sale como un rayo por la puerta
dejando al podre de Gerard a medio camino del pasillo con una mezcla de enojo y
admiración por la locura del nuevo negocio.
Después de algunos minutos Petra
sale de la habitación seguida de una empleada. Gerard le pide a la joven que le
lleve mucha agua al baño de su habitación para poder asearse correctamente pero
la anciana lo toma de la mano sin emitir una sola palabra y lo lleva hasta su cuarto.
Es una enorme habitación con una cama que bien podría servir para cinco personas,
hay pequeñas mesas decoradas con hermosas flores y un chaise longue
de terciopelo purpura con patas doradas que se roba toda la atención del
lugar. La anciana lo empuja para que
siga y lo lleva hasta una puerta al costado de la habitación. El la abre y
encuentra una bañera gigante llena de agua y con un suave aroma a romero. Tras
ella se encuentra una ventana de igual tamaño que le ofrece una vista
impresionante y a un los pies de la bañera hay una barra llena de toallas con bellos bordados. El se queda
observando la relajante habitación sin entender que desea la anciana hasta que
la criada se lo explica.
-La señora Petra desea que usted
haga uso del baño, como agradecimiento por su ayuda con Martina-
Gerard se gira hacia la anciana
que lo invita a seguir con un gesto de la mano.
Esta ansioso por sumergirse en aquella refrescante agua luego de las
emociones de la mañana y el calor sofocante del medio día que comienza a llenar
la casa.
-¿Esta segura?- pregunta a la
anciana que tan solo se limita a asentir
con la cabeza y luego sale con la criada dejándolo solo para que
disfrute del baño que ella no alcanzo a utilizar.
En la casa Lemaitre las
hermanas organizan los arreglos florales
que deben ser llevados a la ciudad. Las
entregas se realizan los domingos, por que los fines de semana Luciana no
trabaja en el hospital, lo que les permite dormir en la noche y levantarse
temprano para llevarlos personalmente y hacer
los cobros. Scarlet le da los últimos detalles mientras que Tiberio lleva los arreglos listos a la
carreta alquilada. Cuando terminan de
ubicarlos Luciana se sienta en la parte posterior entre las flores y Tiberio se
sienta al frente llevando las riendas del caballo. Scarlet sale de la seguridad
de la casa hasta la acera donde se preparan para partir y se acerca a Luciana.
-Si no me dices que es lo que te
tiene tan pensativa, me monto en esta carreta y me voy contigo hasta que me lo
cuentes-
-Ni se te ocurra. Sabes que es
peligroso salir y mas en domingo-
-Lo se, pero lo que realmente me
matara es verte tan desconcentrada y perdida en pensamientos de los cuales yo
no se. ¡Así que habla ya o me monto!- La amenaza Scarlet tomando el bajo de su vestido para prepararse a subir
en la carreta.
-Esta bien, te lo diré cuando
regrese- Responde Luciana resignada. Le da un beso en la mejilla a Scarlet, que regresa a la seguridad de la
casa con una gran sonrisa. Al fin sabrá
cual es la causa de las extrañas palabras que su hermana murmura en sueños
desde que fue perseguida supuestamente por perros rabiosos.
Luciana y Tiberio Emprenden su
camino hacia la iglesia para entregar los arreglos mas grandes antes de la misa
de las nueve, continúan con las casas de las familias mas adineradas de la ciudad,
que son las que encargan los arreglos mas coloridos, y luego van a visitar el
cliente menos apreciado por Luciana pero de vital importancia para el negocio.
Se trata del burdel de Cleo, una mujer que perdió entre las arrugas su
increíble belleza y que se queja a diario por no poder llevar una vejez
tranquila al lado del mar.
Luciana espera en la carreta a
unos metros de la entrada del burdel a Tiberio que es quien realiza la entrega,
se abanica fuertemente para desplazar el bochorno de la ciudad y el que le causa
sentirse tan cerca de un lugar tan vetado, de repente un hombre con una enorme sonrisa sale del
lugar, se para frente a la carreta y
observa a Luciana que se abanica y esquiva la mirada.
-Buenos Dias Señorita- la saluda
el hombre.
-Buenos dias señor- Responde
Luciana y lo observa rápidamente. Se asusta con la terrible cicatriz que tiene
en el cuello, pero la mirada tranquila y acogedora en sus ojos le dice que es
un buen hombre a pesar del lugar de donde sale.
-Me imagino que usted vende las
flores para la señora Cleo- Pregunta Cedric.
-Así es señor- Responde Luciana
un poco incomoda por la relación que la une a
la celestina más vulgar de la ciudad.
-¿Y se las pagan bien?-
- Creo que si, aunque debería
cobrarles mas por la vergüenza que me da el tener que traerlas - Responde
Luciana haciendo una mueca. Cedric suelta una carcajada por la gracia que le
produce las palabras de la bella mujer.
-Bueno, tal vez así deba ser-
Responde y le hace una venia en modo de despedida a la cual ella responde con una sonrisa timida. Luego se gira y se va silbando alegremente dejando a Luciana confundida por darle la razón.
Tiberio sale del Burdel después
de cuarenta minutos que parecieron horas para Luciana. Le dice que la anciana
Cleo le informo que es la ultima vez que le compra los arreglos ya que vendió el lugar y no sabe si el nuevo dueño
desea adquirir sus flores. Luciana se lamenta al creer perdido un importante
cliente y emprenden su camino para llevar la última entrega. Las flores para la
posada de Petra.
Cuando llega a la casa baja de la carreta con los dos últimos arreglos
y atraviesa el portón llamando a Martina quien siempre le recibe las flores. Como
nadie sale a su encuentro entra hasta el comedor y allí encuentra a las criadas y a la anciana
Petra. Las mujeres cargan a dos bebes
cada una mientras que la anciana corta en mitades enormes sabanas blancas en la mesa.
-Buenos Días señora Petra, aquí traigo
sus flores- exclama sin dejar de observar a las mujeres y las criaturas. Doña Petra
le regala una tierna sonrisa a Luciana, pero no le dice nada y sigue cortando.
-No puede hablar por una semana-
Murmura la mas joven de las criadas- ¿Podría usted llevar las flores a la
cocina?- Agrega.
-¿Por supuesto, y donde esta
Martina?
-Convaleciente. Acaba de tener
estas hermosas creaturas- Susurra la segunda criada. Luciana da un respingo por
aquella inesperada información pero trata de no mostrar su asombro. Asiente con
la cabeza y se dirige a la cocina, pero en el camino decide llevarlas hasta el
cuarto y arreglarlas ella misma para que las mujeres puedan ocuparse
tranquilamente de las bebes.
Mientras tanto en el cuarto de
baño de Petra, Gerard se siente relajado y fresco. Se levanta de la bañera y se dispone a tomar una de la
toallas, pero en el ultimo segundo decide no abusar de la confianza, intimidad
y pertenecías de la anciana. Se escurre toda el agua que puede y sale de la
bañera esperando secarse solo con el aire. De repente escucha que la puerta de
la habitación se abre y una mujer ingresa tarareando una canción. No le da importancia porque cree que es una
de las criadas y se queda de pie esperando que finalmente se seque su cuerpo
para recoger su ropa y colocársela. Pero
lo que no imagina, es que la mujer que
entra a la habitación contigua es la diosa del agua que él esta buscando.
Ella coloca las flores sobre una
de las mesas y observa todos los jarrones que contienen los antiguos arreglos, se dirige hacia el mas
grande que esta junto a la cama y toma las flores viejas y las deposita en un
canasto de mimbre con basura que se encuentra cerca, luego toma el florero y se
dirige al baño para vaciar el agua del jarrón pero cuando abre la puerta del
baño este cae al piso haciéndose mil pedazos.
El hombre de sus pesadillas o de
sus sueños se encuentra frente a ella y sin una sola prenda de ropa que le
abrigue la decencia. Ella ya conoce el cuerpo de los hombres desnudos, pero
todos los que ve, pertenecen a pequeños,
ancianos o a pobres hombres que se consumen en las enfermedades. Están muy
lejos de aquel musculoso y bien formado cuerpo. Gerard se queda pasmado, mas por la sorpresa
de encontrar a la mujer que ha estado buscando, que por la de ser encontrado
por ella y desnudo.
Nuevamente el silencio y la
incredulidad se ciernen sobre ellos. Luciana observa como una pequeña gota de
agua sale de la punta de un mechón del cabello de aquel hombre y cae en su tórax.
La sigue con la mirada mientras le rueda por el
pecho, continua por un surcado abdomen y sigue su camino hacia el sur. Gerard
la observa mientras ella le hace el recorrido con la mirada y antes de que
llegue a su virilidad la interrumpe.
-¿Acaso esta es una venganza por
mi interrupción de su baño en la playa?-
Luciana levanta la cara
enrojecida y tartamudea una disculpa, pero la mirada picara y la endiablada
sonrisa de aquel adonis, hace que el calor de su rostro se le difunda por todo
el cuerpo. Se gira y sale corriendo nuevamente mientras que Gerard recoge su
ropa y la llama.
-¡Señorita espere!- Le grita mientras corre tras ella intentando colocarse
los pantalones, pero cuando sale de la
casa, ella ya esta demasiado lejos en la parte posterior de una carreta que se
va rápidamente por la calle.
NOTA DEL AUTOR
Gracias por leer esta historia a la cual le entregare mi corazón como a un primer hijo. Igualmente agradezco sus comentarios ya que son el combustible que me empuja a continuar con esta creación.
aaaaaaaahhhhh!!!!! ME ENCANTAAAAA!!!!! amiga simplemente maravilloso... esq bueno mi Marco es uff bueno Gerald y se dedica otra vez a la medicina yeeeei q bien.... ahora a esperar con ansias el sig cap
ResponderBorrarbesitos
Hermoso!!!
ResponderBorrarWow nuevamente se vuelven a ver, pero que vista la que tubo Luciana...
Me gusta, quiero massss....
Un beso amiga ;)
dios tiene que ser una istoria preciosa deseando leer el siquiente capitulo
ResponderBorrarVAYA BUENA VISTA QUE TUVO LUCIANA
ResponderBorrarENVIADIA ¬¬
hahahaha y como es posible que esa pobre Martina haya tenido 4 bebes !!!
hahahahaha Por Dios !!
Espero que de este trío se quede con Scarlet, aunque... quiza muera y pobre, no puedo pensar en que sufra nuevamente :(
que suerte tubo ella ya quisierayo tener esas vistas jajajjaajj muy bueno se esta poniendo esto y ya quiero mas
ResponderBorrarMás, más, más, más, más!!!! aaahhhhhh adoro esta historia, me encanta, envidio a Luciana jajajaja.
ResponderBorrarFarley eres genial.... de verdad en unos años más espero tener en mis manos un libro que diga en su portada.... L. FARLEY. Un abrazo
Saludos desde Chile
Wau que envidia. Luciana menudo paisaje jajajajaja, me envanta pero muy cortito capitulo, esperando por más ni modo jajajajaja, nos leemos el domingo felicidades:)
ResponderBorrarFarley capitulos geniales disculpa que me demore en leerlos pero estaba pegada con mi hombre confecion (es genial je je) me encanto todo y asombrada con ese parto 2 blancas y 2 de color como pudo ser eso, y tu historia la vas desarrollando de una manera genial te felicito amiga, gracias por darnos un ratico de tu tiempo un beso te de tu paisana.
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