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domingo, 19 de enero de 2014

CAPITULO 4





Gerard sale de su camarote con un talego de tela que hace la función  maleta. Lleva en el tres pantalones, dos de los cuales se encuentran manchados por la grasa del molino o los jugos de la caña; cuatro camisas  de tafetán en igual estado, dos pares de medias y tres calzones con faja de seda, ya que en los calores de cuba renuncio al uso de los calzones de lana. Lleva puesto el pantalón de trabilla,  la camisa de seda y el chaleco de brocado que llevaba el día que salió de Francia al igual que las zapatillas negras, y al hombro lleva la chaqueta que no se pone por el calor agobiante del lugar.   Para algunos luce como un desafortunado que cayo en la desgracia de la bancarrota, pero para otros luce como un ladrón que ha robado la ropa de un millonario de algunas tallas menos. Cuando Cedric sale del camarote para su encuentro se sorprende al verlo. Solo en ese momento es consiente de cuanto a cambiado su amigo desde la ultima vez que estuvieron en un barco. Lo único que no le cambia es la mirada triste de un hombre sin ilusión. Un hombre que no vive el mundo, un hombre que tan solo que se resigna a existir.

Pero Gerard se sorprende aun más al ver lo que lleva puesto Cedric. Parece un hombre sacado de las letrinas del barco. No huele mal pero su ropa deja mucho que desear.

-¿Por que llevas eso?- pregunta Cedric mirando de arriba a bajo al elegante Gerard.

-Lo mismo te pregunto a ti-

-No se si recuerdas pero llevamos mucho oro en esta bolsa. No podemos darnos el lujo de que nos roben en una ciudad desconocida- Murmura Cedric  cuando inician su camino por el pasillo hacia estribor donde se encuentra la escalera de madera que los llevara al muelle.

-No te preocupes, no creo que tengamos apariencia de ricos-

-No me arriesgare-

- Entonces que sugieres que hagamos-

-Por lo pronto bajar de este maldito barco. Quiero tocar tierra firme. Pero debemos buscar un buen sitio para pasar la noche. Y esperemos que haya un banco en el cual guardar estos ahorros  mientras encontramos como invertirlo-

Cuando bajan a tierra firme, preguntan por separado a los coteros   que se encuentran descargando los baúles de los demás pasajeros por un lugar para pasar la noche, y todos les sugieren ir a la posada de la señora Petra.  Se internan en la ciudad  con las indicaciones que les dieron todavía cohibidos. Temen que los hombres del muelle los envíen a un sitio de mala muerte donde sean un blanco fácil para ser despojados de sus pertenencias, pero para su sorpresa y tranquilidad, en el camino se encuentran con una pequeña tienda en cuya fachada se leía BANCO DE CARTAGENA.

-Ven Gerard, debemos asegurar nuestro futuro- dice Cedric tomándolo del brazo en dirección al banco.  Ambos entran y el hombre que se encuentra al otro lado del mostrador se dirige a ellos diligentemente pero es a Gerard al que le ofrece sus palabras.

-Buenas tardes señor, ¿en que puedo ayudarlo? -

-Queremos hacer un depósito por una semana- Responde Cedric inmediatamente. El hombre se gira hacia él observándolo de arriba abajo.

-Solo recibimos depósitos superiores a cinco pesos- Responde desdeñosamente al mal vestido de Cedric. –  o puedo recibirles 30 monedas de Niquelo o de cobre pero por un mes- Agrega igual de despectivo. Cedric no puede ocultar su enojo y coloca sobre el mostrador la bolsa que emite un sonido inquietante para el banquero.

- ¿Y a cuantos pesos equivalen setenta y nueve  monedas de oro?- Pregunta ofendido.

El hombre al otro lado del mostrador se queda estupefacto con aquella pregunta pero luego de algunos segundos logra recuperarse y pone en marcha su cerebro para hacer la conversión.

-Eso equivale a ser los mayores clientes de este banco- Finalmente responde con un brillo en la mirada que bien podría parecerse al destello del oro.

-Perfecto, ya conoce la cantidad de dinero que su banco dejo de obtener por imbécil- Responde Cedric, toma la bolsa  y se dirige a la salida, pero para tranquilidad del hombre Gerard lo detiene.

-No creo que sea buena idea seguir deambulando sin saber a donde ir, y menos ahora cuando revelaste nuestro valor- 

Cedric  se lamenta de su indiscreción en un grotesco francés mientras que Gerard toma de sus manos la bolsa y la coloca de nuevo en el mostrador. Le da una intimidante mirada al hombre que se seca el sudor de su frente con un delicado pañuelo.

-Si quiere que seamos sus mayores clientes, usted tendrá que ser nuestro mejor amigo, y si trata de aprovecharse de nosotros, tenemos otros amigos que vendrán y se aprovecharan de usted-   Luego se retira un poco y suaviza la voz.  – Pero si es justo nuestros amigos vendrán y les recomendaremos su banco y por supuesto su amistad- Agrega cortésmente. El hombre suelta un suspiro y luego una sonrisa invitándolos  a  seguir al cuarto que esta al fondo.

-Sigan señores, soy Mariano Dávila, su nuevo mejor amigo-

Luego de medio día de negociar conversiones e intereses, los tres hombres terminan la reunión complacidos con los resultados. Cuando ya se preparan para salir Gerard hace una última pregunta.

-Señor Dávila, ¿puede recomendarnos un buen lugar para pasar la noche?-

- La casa Colonial es un lugar hermoso donde se hospedan los personajes ilustres, pero les recomiendo que se queden el la posada de  la señora Petra-

Gerard y Cedric se observan uno al otro sorprendidos de tener nuevamente la misma recomendación, así que deciden pasar la primera noche en ese lugar y luego evaluaran las oportunidades que la ciudad les puede brindar.



Petra era una anciana mulata de  contextura gruesa y hermosa sonrisa con dientes que parecían perlas. Era la hija de dos esclavos que lograron comprar su libertad luego de veintiocho años al servicio de una familia española que vivía en Villa de Leiva. Cuando obtuvieron su liberación, viajaron con la joven Petra en busca de una ciudad costera que les recordara su infancia en las costas africanas, pero murieron de tedio poco después de instalarse en la ciudad dejándole a la joven tan solo una pequeña choza para resguardarse, que ella con los años convirtió en una hermosa casa con vista al mar.  Era una casa  muy  agradable gracias a la brisa que llegaba y refrescaba cada uno de los cuartos de la casa, además, tenían bellos arreglos florales que aromatizaban el lugar creando una atmosfera muy acogedora. Pero lo que mas les gustaba a los extranjeros de la posada de Petra, es que ella permitía pagar la estancia  tan solo con descripciones detalladas de los lugares de donde provenían, lo que la hacia soñar en las noches como visitante de aquellos lugares.
Cuando los dos hombres llegaron lo primero que les pregunto Petra fue su lugar de procedencia, pero cuando descubrió que llegaban desde Cuba se desilusiono y les cobro por anticipado la estadía de tres noches. Conocía  cada rincón de cuba por los miles de relatos que traían los esclavos que lograban llegar desde la isla y que ella generosamente ayudaba mientras encontraban un sustento. Al ver el desinterés de la anciana y conociendo por boca de Mariano Dávila los gustos de la mujer, Gerard le confeso que eran provenientes de Marsella, lo cual despertó su curiosidad, pero quedo sorprendido al escuchar la petición de la mujer.

-Los dejare quedarse por una semana porque quiero saber como luce cada rincón de su ciudad, pero debe ser tu sirviente el que me lo cuente- exclama mirando a Cedric que tan solo suelta un bufido exasperado por la clasificación que su atuendo le da, pero Gerard pregunta extrañado la razón y la mujer lo deja con un mal sabor en la boca y un dolor en el pecho con su respuesta.

-Soy una mujer que ve el mundo a través de los ojos de mis visitantes. Este pobre hombre tiene en ellos amor por la vida, pero los suyos, solo dejan ver la tristeza del amor perdido-

Son casi las sieis de la mañana y las primeras luces aparecen en el horizonte mientras que Luciana se sumerge en las olas del mar como lo hace todos los días luego de su turno nocturno. Parte de su rutina consiste en salir del hospital hacia una playa rodeada de manglares, donde ningún alma  atreve a adentrarse, pero ella lo hace sabiendo que  la playa que se esconde tras aquellos apestosos vapores de manglar, bien podría ser una sucursal del paraíso.  Lo hace esperando que el agua pueda lavar los restos de dolor que se le impregnan a diario después de ayudar a los pobres moribundos del hospital. Pero principalmente para evitar llevar en su piel cualquier peligro infeccioso para Scarlet.



Para llegar a la playa Luciana debe  caminar  por el frente de las troneras de las murallas, donde los amantes nocturnos despliegan su amor clandestino. En esta parte del recorrido aligera el paso y toce fuertemente para evitar escuchar los gemidos  y gritos de placer, sin saber que su desfile por aquel lugar se convirtió para los amantes sin refugio en una señal del despertar de la ciudad y por lo tanto del cese de las demostraciones de amor. Luego pasa debajo de los balcones de la posada de la anciana Petra y los de  cinco casas más, para salir a una pequeña playa que termina donde empiezan los manglares.  Al llegar  a ellos, se cerciora de que nadie la observe  y levanta una rama que esconde un pequeño camino de piedra  que ella misma fue construyendo a lo largo de tres años. Cuando finalmente atraviesa el manglar y llega a su paraíso escondido se despoja de su ropa dejando solo su camisón hasta la cintura y las bombachas que le llegan a las rodillas. Deja el delantal y la túnica en su bolso de fique que también guarda un sencillo vestido que se coloca después del baño, y luego  se zambulle en el mar.

Esa madrugada se queda mas de tiempo sumergida en el agua, tratando de sacarse del pecho las ansias que le dejo aquel silbido del barco de la tarde anterior. Se deja mecer largo tiempo por  las olas mientras flota observando como el cielo  se baña lentamente de luz, hasta que recuerda que esa mañana llegara el comerciante con las bolsas de pastor para Scarlet. Sale del mar concentrada en escurrir el agua de su larga cabellera, pero se congela cuando por el rabillo del ojo logra identificar a diez pasos de ella la silueta de un hombre que la observa.
Gerard ha pasado toda la noche en vela pensando en las palabras de la anciana. No se lamenta por se un hombre triste, pero lo desconcierta saber que ama su tristeza. La ve como un merecido castigo por no salvar a Abigail y por lo tanto se complace en ser castigado. Sale de su cama y se dirige al balcón para tomar aire mientras que espera que la ciudad termine de despertarse y él pueda entretener su mente con la búsqueda de un nuevo negocio o empleo. Sale para ver el amanecer en el horizonte, pero su atención se desvía a  la derecha, al  ver a la distancia cerca a los manglares una silueta gris que se pierde en ellos. 

Sale de la habitación y baja las escaleras colocándose la chaqueta para protegerse de los vientos del amanecer, llega a la playa y camina por ella tratando de identificar en los manglares el sitio por donde se perdió la sombra. Siente una inquietante necesidad de saber que podría ser aquella figura, pero cuando llega a ellos no puede ver más que la espesura de las ramas, raíces y hojas. Camina por el borde del manglar una y otra vez pero no logra encontrar algo que le indique un camino a seguir. Esta a punto de rendirse, pero una extraña fuerza que lo hala desde el manglar lo lleva a mover  una rama donde se abre un pequeño camino con piedras. Mira alrededor y con un último vistazo a la ciudad que queda tras él se adentra en los arboles.

Atraviesa lentamente el manglar teniendo especial cuidado donde pisa, esquivando pequeños cangrejos que se le atraviesan en el camino, hasta que finalmente sale a una hermosa pero pequeña playa en forma de media luna rodeada en su totalidad por manglar. Gerard se queda fascinado observando el contraste de la hermosa y diminuta arena con el verde frondoso de los arboles y admira silenciosamente y sin moverse de su lugar,  a las elegantes garzas blancas que se posan en las puntas de estos. Finalmente se gira hacia el mar para admirar el amanecer en el paraíso, cuando ve en el agua una figura humana que flota en el vaivén de las olas. Su instinto lo empuja y sale corriendo en dirección al cuerpo que posiblemente se esta ahogando, pero se detiene en seco cuando el cuerpo se endereza en el agua y una hermosa mujer casi desnuda comienza a salir de ella.



El ve como toma su largo cabello negro entre las manos y lo exprime mientras que el agua  hace que su camisón y bombachas se le peguen al cuerpo creando una segunda piel. Gerard la observa  como camina  perdida en sus pensamientos sin percatarse de  su presencia hasta que finalmente lo ve y se queda al igual que él, clavada en la arena.

Se quedan estáticos mirándose a los ojos. Cada uno se asegura de que su mente no le este jugando una mala pasada creando la ilusión de otro ser humano a pocos pasos. Luciana comprende finalmente que es un extraño el que se encuentra a pocos metros y comienza a temblar por el terror de ser descubierta casi desnuda en un sitio tan alejado sin poder ser auxiliada. Gerard al ver aquel estremecimiento comienza a retirarse la chaqueta para ofrecérsela a aquella diosa del agua y protegerla del frio, pero Luciana lo interpreta como señal inequívoca de un hombre con ventaja que se dispone a sacar provecho de ella. Sabe que sus gritos de ayuda no podrán ser escuchados, así que hecha mano de su  inteligencia buscando la manera de persuadir al hombre en sus intenciones.

-Lo lamento señor, pero he trabajado toda la noche en las troneras de las murallas y atendí a siete hombres. Si decide respetar mi cansancio, prometo ofrecerle mis servicios gratis al anochecer y darle precio especial por una semana entera- Exclama altiva tratando de imitar la soltura que ella observa en las prostitutas cuando visitan algún enfermo en el hospital.

-Discúlpeme usted señorita, pero no entiendo que son las troneras- contesta Gerard aun fascinado por el sonido dulce de su voz. Luciana logra identificar un extraño acento en la respuesta de aquel hombre lo que le indica que es un extranjero recién llegado que aun no visita los burdeles ni los nidos de amor de las prostitutas.

-Lugares en los que las mujeres de la mala vida atendemos a los hombres que buscan diversión de una noche-  Contesta Luciana haciendo su camino hacia su mochila de fique para tomar el vestido. Gerard la observa mientras camina y comprende que no es una prostituta, solo una mujer evitando inteligentemente ser agredida. La turgencia de aquellos senos no son  como los de las mujeres que acostumbraba a llevara los cañaduzales. Es imposible que la mano de un hombre se haya posado en tan perfecto cuerpo.

-Es extraño que se refiera a usted misma como mujer de la mala vida. Generalmente son palabras utilizadas por señoritas ajenas a tan antiguo oficio-  Se burla Gerard terminando de quitarse su chaqueta. Tiene la necesidad de hacerla sentirse segura pero no puede evitar burlarse de ella. Luciana acelera el paso y toma rápidamente la mochila para cubrirse  con ella. Luego observa a Gerard que le ofrece la chaqueta.

-No se preocupe, no intentare nada con usted, aunque fuera prostituta, cosa que es difícil de creer-

-No necesito su chaqueta, tan solo gire para poder vestirme- Responde Luciana confundida al comprender que aquel hombre a pesar de no creer su historia no intentara propasarse. Sin embargo, no baja la guardia cuando Gerard da la vuelta para que ella pueda colocarse más a gusto su vestido.

-Me alegra escuchar que no intentara tomarme por la fuerza, ya que mi amante es el negro Matias, que posee la embestida de un burro. Entonces entenderá que cualquier atención suya solo podrá dejarlo en ridículo- Agrega Luciana cuando termina de colocarse el vestido. Luego  corre hacia el manglar para escapar de aquella playa donde queda Gerard fascinado con la astucia de aquella hermosa mujer.

Scarlet se encuentra en la cocina terminando de guardar los ingredientes que sobraron de la preparación de su medicina, cuando siente los pasos de su hermana que viene por el pasillo. Sale a su encuentro pero es atropellada por el abrazo de Luciana. Siente su corazón galopante y la respiración agitada, lo que hace que el temor se apodere de ella del mismo modo que su hermana.

-¿Que sucede Luciana?- Pregunta angustiada.

-¿Podrías regalarme un vaso de agua?-

-Por supuesto, ven y siéntate mientras lo sirvo- Contesta Scarlet dejando a su hermana temblando en la silla y sirve el agua. Luciana nota en el rostro de Scarlet el miedo que comienza a apoderarse de ella mientras le recibe el vaso, entonces decide mentirle para no preocuparla.

-He tenido que correr siete cuadras para llegar a casa. Me tope con dos perros que tenían rabia y por poco me atrapan-  Contesta sin mirarla a los ojos y se toma el agua rápidamente, pero Scarlet que bien la conoce sabe que algo diferente sucedió y se lo esta ocultando. Sin embargo decide callarse y dejar que su hermana se tranquilice.



Gerard regresa a la posada para encontrarse a Cedric sentado en un enorme comedor devorando todos los platos que la anciana Petra coloca frente a él.  Se sienta a su lado y toma un pan de una canasta en el centro de la mesa. Cedric se gira y frunce el ceño cuando lo ve.

-¿Que pasa?- Pregunta muy sorprendido y dejando escurrir por su boca pedazos de fruta.

-¿A que te refieres?-

-Por mil demonios Gerard, ¡Creo que tienes una sonrisa en tu rostro!- exclama al ver los dientes de Gerard revelados por primera vez en los tres años que llevan juntos.




NOTA DEL AUTOR



Gracias por leer esta historia a la cual le entregare mi corazón como a un  primer hijo. Igualmente agradezco sus comentarios ya que son el combustible que me empuja a continuar con esta creación.






6 comentarios:

  1. ahhhhhhhh me encantaaaaaa y ahora a esperar hasta el.sig domingoooooo como me haces sufriri amiga.... y mi Marco ya quiero mas fotos de mi amor Gerald

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  2. jajajajjajajaa. UNA SONRISA !!!!!!!!
    :O GERARD !!!!!!!
    ME ENCNTA LA DESCRIPCION DEL MANGLAR... ES UNICO Y ESPECIAL !!
    *.*
    Con ansias de ver el siguiente capitulo !!!

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  3. Me gusta tu historia, pero me dejas con deseos de seguir leyendo, me gustaria q fuera un poco mas largo el cap, porfiiis!

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  4. Me gusta mucho tu historia me dejas con ganas de mas xf un poco mas largos los capitulos

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  5. Me gusta la historia, nada mas habia leído el primer capítulo, pero ya me puse al corriente y dejame decirte que me parece muy interesante.
    Estaré al pendiente de los capis y ya veremos como se desarrolla esta historia. Hasta ahorita me gusta como va.
    Nos leemos en el siguiente, saludos.

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  6. Es increíble la capacidadque tienes de expresar y describir los detalles de cada historia que escribes me encanta felicidades y a seguir esperando hasta el domingo :)

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