Gerard sale de su camarote con un
talego de tela que hace la función
maleta. Lleva en el tres pantalones, dos de los cuales se encuentran
manchados por la grasa del molino o los jugos de la caña; cuatro camisas de tafetán en igual estado, dos pares de
medias y tres calzones con faja de seda, ya que en los calores de cuba renuncio
al uso de los calzones de lana. Lleva puesto el pantalón de trabilla, la camisa de seda y el chaleco de brocado que
llevaba el día que salió de Francia al igual que las zapatillas negras, y al
hombro lleva la chaqueta que no se pone por el calor agobiante del lugar. Para algunos luce como un desafortunado que
cayo en la desgracia de la bancarrota, pero para otros luce como un ladrón que
ha robado la ropa de un millonario de algunas tallas menos. Cuando Cedric sale
del camarote para su encuentro se sorprende al verlo. Solo en ese momento es
consiente de cuanto a cambiado su amigo desde la ultima vez que estuvieron en
un barco. Lo único que no le cambia es la mirada triste de un hombre sin
ilusión. Un hombre que no vive el mundo, un hombre que tan solo que se resigna
a existir.
Pero Gerard se sorprende aun más
al ver lo que lleva puesto Cedric. Parece un hombre sacado de las letrinas del
barco. No huele mal pero su ropa deja mucho que desear.
-¿Por que llevas eso?- pregunta
Cedric mirando de arriba a bajo al elegante Gerard.
-Lo mismo te pregunto a ti-
-No se si recuerdas pero llevamos
mucho oro en esta bolsa. No podemos darnos el lujo de que nos roben en una
ciudad desconocida- Murmura Cedric
cuando inician su camino por el pasillo hacia estribor donde se
encuentra la escalera de madera que los llevara al muelle.
-No te preocupes, no creo que
tengamos apariencia de ricos-
-No me arriesgare-
- Entonces que sugieres que
hagamos-
-Por lo pronto bajar de este
maldito barco. Quiero tocar tierra firme. Pero debemos buscar un buen sitio
para pasar la noche. Y esperemos que haya un banco en el cual guardar estos
ahorros mientras encontramos como
invertirlo-
Cuando bajan a tierra firme,
preguntan por separado a los coteros que se encuentran descargando los baúles de
los demás pasajeros por un lugar para pasar la noche, y todos les sugieren ir a
la posada de la señora Petra. Se
internan en la ciudad con las
indicaciones que les dieron todavía cohibidos. Temen que los hombres del muelle
los envíen a un sitio de mala muerte donde sean un blanco fácil para ser
despojados de sus pertenencias, pero para su sorpresa y tranquilidad, en el
camino se encuentran con una pequeña tienda en cuya fachada se leía BANCO DE CARTAGENA.
-Ven Gerard, debemos asegurar
nuestro futuro- dice Cedric tomándolo del brazo en dirección al banco. Ambos entran y el hombre que se encuentra al
otro lado del mostrador se dirige a ellos diligentemente pero es a Gerard al
que le ofrece sus palabras.
-Buenas tardes señor, ¿en que
puedo ayudarlo? -
-Queremos hacer un depósito por
una semana- Responde Cedric inmediatamente. El hombre se gira hacia él observándolo
de arriba abajo.
-Solo recibimos depósitos
superiores a cinco pesos- Responde desdeñosamente al mal vestido de Cedric.
– o puedo recibirles 30 monedas de
Niquelo o de cobre pero por un mes- Agrega igual de despectivo. Cedric no puede
ocultar su enojo y coloca sobre el mostrador la bolsa que emite un sonido
inquietante para el banquero.
- ¿Y a cuantos pesos equivalen setenta
y nueve monedas de oro?- Pregunta
ofendido.
El hombre al otro lado del
mostrador se queda estupefacto con aquella pregunta pero luego de algunos
segundos logra recuperarse y pone en marcha su cerebro para hacer la
conversión.
-Eso equivale a ser los mayores
clientes de este banco- Finalmente responde con un brillo en la mirada que bien
podría parecerse al destello del oro.
-Perfecto, ya conoce la cantidad
de dinero que su banco dejo de obtener por imbécil- Responde Cedric, toma la
bolsa y se dirige a la salida, pero para
tranquilidad del hombre Gerard lo detiene.
-No creo que sea buena idea
seguir deambulando sin saber a donde ir, y menos ahora cuando revelaste nuestro
valor-
Cedric se lamenta de su indiscreción en un grotesco
francés mientras que Gerard toma de sus manos la bolsa y la coloca de nuevo en
el mostrador. Le da una intimidante mirada al hombre que se seca el sudor de su
frente con un delicado pañuelo.
-Si quiere que seamos sus mayores
clientes, usted tendrá que ser nuestro mejor amigo, y si trata de aprovecharse
de nosotros, tenemos otros amigos que vendrán y se aprovecharan de usted- Luego se retira un poco y suaviza la
voz. – Pero si es justo nuestros amigos
vendrán y les recomendaremos su banco y por supuesto su amistad- Agrega cortésmente.
El hombre suelta un suspiro y luego una sonrisa invitándolos a seguir al cuarto que esta al fondo.
-Sigan señores, soy Mariano Dávila,
su nuevo mejor amigo-
Luego de medio día de negociar
conversiones e intereses, los tres hombres terminan la reunión complacidos con
los resultados. Cuando ya se preparan para salir Gerard hace una última
pregunta.
-Señor Dávila, ¿puede
recomendarnos un buen lugar para pasar la noche?-
- La casa Colonial es un lugar
hermoso donde se hospedan los personajes ilustres, pero les recomiendo que se
queden el la posada de la señora Petra-
Gerard y Cedric se observan uno
al otro sorprendidos de tener nuevamente la misma recomendación, así que
deciden pasar la primera noche en ese lugar y luego evaluaran las oportunidades
que la ciudad les puede brindar.
Petra era una anciana mulata
de contextura gruesa y hermosa sonrisa
con dientes que parecían perlas. Era la hija de dos esclavos que lograron
comprar su libertad luego de veintiocho años al servicio de una familia
española que vivía en Villa de Leiva. Cuando obtuvieron su liberación, viajaron
con la joven Petra en busca de una ciudad costera que les recordara su infancia
en las costas africanas, pero murieron de tedio poco después de instalarse en
la ciudad dejándole a la joven tan solo una pequeña choza para resguardarse,
que ella con los años convirtió en una hermosa casa con vista al mar. Era una casa muy
agradable gracias a la brisa que llegaba y refrescaba cada uno de los
cuartos de la casa, además, tenían bellos arreglos florales que aromatizaban el
lugar creando una atmosfera muy acogedora. Pero lo que mas les gustaba a los
extranjeros de la posada de Petra, es que ella permitía pagar la estancia tan solo con descripciones detalladas de los
lugares de donde provenían, lo que la hacia soñar en las noches como visitante
de aquellos lugares.
Cuando los dos hombres llegaron
lo primero que les pregunto Petra fue su lugar de procedencia, pero cuando
descubrió que llegaban desde Cuba se desilusiono y les cobro por anticipado la
estadía de tres noches. Conocía cada
rincón de cuba por los miles de relatos que traían los esclavos que lograban
llegar desde la isla y que ella generosamente ayudaba mientras encontraban un
sustento. Al ver el desinterés de la anciana y conociendo por boca de Mariano
Dávila los gustos de la mujer, Gerard le confeso que eran provenientes de
Marsella, lo cual despertó su curiosidad, pero quedo sorprendido al escuchar la
petición de la mujer.
-Los dejare quedarse por una
semana porque quiero saber como luce cada rincón de su ciudad, pero debe ser tu
sirviente el que me lo cuente- exclama mirando a Cedric que tan solo suelta un
bufido exasperado por la clasificación que su atuendo le da, pero Gerard
pregunta extrañado la razón y la mujer lo deja con un mal sabor en la boca y un
dolor en el pecho con su respuesta.
-Soy una mujer que ve el mundo a
través de los ojos de mis visitantes. Este pobre hombre tiene en ellos amor por
la vida, pero los suyos, solo dejan ver la tristeza del amor perdido-
Son casi las sieis de la mañana y
las primeras luces aparecen en el horizonte mientras que Luciana se sumerge en
las olas del mar como lo hace todos los días luego de su turno nocturno. Parte
de su rutina consiste en salir del hospital hacia una playa rodeada de
manglares, donde ningún alma atreve a
adentrarse, pero ella lo hace sabiendo que
la playa que se esconde tras aquellos apestosos vapores de manglar, bien
podría ser una sucursal del paraíso. Lo
hace esperando que el agua pueda lavar los restos de dolor que se le impregnan
a diario después de ayudar a los pobres moribundos del hospital. Pero
principalmente para evitar llevar en su piel cualquier peligro infeccioso para
Scarlet.
Para llegar a la playa Luciana
debe caminar por el frente de las troneras de las murallas,
donde los amantes nocturnos despliegan su amor clandestino. En esta parte del
recorrido aligera el paso y toce fuertemente para evitar escuchar los
gemidos y gritos de placer, sin saber
que su desfile por aquel lugar se convirtió para los amantes sin refugio en una
señal del despertar de la ciudad y por lo tanto del cese de las demostraciones
de amor. Luego pasa debajo de los balcones de la posada de la anciana Petra y los
de cinco casas más, para salir a una
pequeña playa que termina donde empiezan los manglares. Al llegar a ellos, se cerciora de que nadie la observe y levanta una rama que esconde un pequeño
camino de piedra que ella misma fue
construyendo a lo largo de tres años. Cuando finalmente atraviesa el manglar y
llega a su paraíso escondido se despoja de su ropa dejando solo su camisón
hasta la cintura y las bombachas que le llegan a las rodillas. Deja el delantal
y la túnica en su bolso de fique que también guarda un sencillo vestido que se
coloca después del baño, y luego se zambulle
en el mar.
Esa madrugada se queda mas de
tiempo sumergida en el agua, tratando de sacarse del pecho las ansias que le
dejo aquel silbido del barco de la tarde anterior. Se deja mecer largo tiempo por
las olas mientras flota observando como
el cielo se baña lentamente de luz,
hasta que recuerda que esa mañana llegara el comerciante con las bolsas de
pastor para Scarlet. Sale del mar concentrada en escurrir el agua de su larga
cabellera, pero se congela cuando por el rabillo del ojo logra identificar a
diez pasos de ella la silueta de un hombre que la observa.
Gerard ha pasado toda la noche en
vela pensando en las palabras de la anciana. No se lamenta por se un hombre triste,
pero lo desconcierta saber que ama su tristeza. La ve como un merecido castigo
por no salvar a Abigail y por lo tanto se complace en ser castigado. Sale de su
cama y se dirige al balcón para tomar aire mientras que espera que la ciudad termine
de despertarse y él pueda entretener su mente con la búsqueda de un nuevo
negocio o empleo. Sale para ver el amanecer en el horizonte, pero su atención
se desvía a la derecha, al ver a la distancia cerca a los manglares una
silueta gris que se pierde en ellos.
Sale de la habitación y baja las
escaleras colocándose la chaqueta para protegerse de los vientos del amanecer, llega
a la playa y camina por ella tratando de identificar en los manglares el sitio
por donde se perdió la sombra. Siente una inquietante necesidad de saber que podría
ser aquella figura, pero cuando llega a ellos no puede ver más que la espesura de
las ramas, raíces y hojas. Camina por el borde del manglar una y otra vez pero
no logra encontrar algo que le indique un camino a seguir. Esta a punto de
rendirse, pero una extraña fuerza que lo hala desde el manglar lo lleva a
mover una rama donde se abre un pequeño
camino con piedras. Mira alrededor y con un último vistazo a la ciudad que
queda tras él se adentra en los arboles.
Atraviesa lentamente el manglar
teniendo especial cuidado donde pisa, esquivando pequeños cangrejos que se le atraviesan
en el camino, hasta que finalmente sale a una hermosa pero pequeña playa en
forma de media luna rodeada en su totalidad por manglar. Gerard se queda fascinado
observando el contraste de la hermosa y diminuta arena con el verde frondoso de
los arboles y admira silenciosamente y sin moverse de su lugar, a las elegantes garzas blancas que se posan en
las puntas de estos. Finalmente se gira hacia el mar para admirar el amanecer
en el paraíso, cuando ve en el agua una figura humana que flota en el vaivén de
las olas. Su instinto lo empuja y sale corriendo en dirección al cuerpo que posiblemente
se esta ahogando, pero se detiene en seco cuando el cuerpo se endereza en el
agua y una hermosa mujer casi desnuda comienza a salir de ella.
El ve como toma su largo cabello
negro entre las manos y lo exprime mientras que el agua hace que su camisón y bombachas se le peguen al
cuerpo creando una segunda piel. Gerard la observa como camina perdida en sus pensamientos sin percatarse
de su presencia hasta que finalmente lo
ve y se queda al igual que él, clavada en la arena.
Se quedan estáticos mirándose a
los ojos. Cada uno se asegura de que su mente no le este jugando una mala
pasada creando la ilusión de otro ser humano a pocos pasos. Luciana comprende
finalmente que es un extraño el que se encuentra a pocos metros y comienza a
temblar por el terror de ser descubierta casi desnuda en un sitio tan alejado
sin poder ser auxiliada. Gerard al ver aquel estremecimiento comienza a
retirarse la chaqueta para ofrecérsela a aquella diosa del agua y protegerla
del frio, pero Luciana lo interpreta como señal inequívoca de un hombre con ventaja
que se dispone a sacar provecho de ella. Sabe que sus gritos de ayuda no podrán
ser escuchados, así que hecha mano de su
inteligencia buscando la manera de persuadir al hombre en sus
intenciones.
-Lo lamento señor, pero he
trabajado toda la noche en las troneras de las murallas y atendí a siete
hombres. Si decide respetar mi cansancio, prometo ofrecerle mis servicios gratis
al anochecer y darle precio especial por una semana entera- Exclama altiva
tratando de imitar la soltura que ella observa en las prostitutas cuando
visitan algún enfermo en el hospital.
-Discúlpeme usted señorita, pero
no entiendo que son las troneras- contesta Gerard aun fascinado por el sonido dulce
de su voz. Luciana logra identificar un extraño acento en la respuesta de aquel
hombre lo que le indica que es un extranjero recién llegado que aun no visita
los burdeles ni los nidos de amor de las prostitutas.
-Lugares en los que las mujeres
de la mala vida atendemos a los hombres que buscan diversión de una noche- Contesta Luciana haciendo su camino hacia su
mochila de fique para tomar el vestido. Gerard la observa mientras camina y
comprende que no es una prostituta, solo una mujer evitando inteligentemente
ser agredida. La turgencia de aquellos senos no son como los de las mujeres que acostumbraba a
llevara los cañaduzales. Es imposible que la mano de un hombre se haya posado
en tan perfecto cuerpo.
-Es extraño que se refiera a usted
misma como mujer de la mala vida. Generalmente son palabras utilizadas por
señoritas ajenas a tan antiguo oficio-
Se burla Gerard terminando de quitarse su chaqueta. Tiene la necesidad
de hacerla sentirse segura pero no puede evitar burlarse de ella. Luciana
acelera el paso y toma rápidamente la mochila para cubrirse con ella. Luego observa a Gerard que le ofrece
la chaqueta.
-No se preocupe, no intentare
nada con usted, aunque fuera prostituta, cosa que es difícil de creer-
-No necesito su chaqueta, tan
solo gire para poder vestirme- Responde Luciana confundida al comprender que
aquel hombre a pesar de no creer su historia no intentara propasarse. Sin embargo,
no baja la guardia cuando Gerard da la vuelta para que ella pueda colocarse más
a gusto su vestido.
-Me alegra escuchar que no
intentara tomarme por la fuerza, ya que mi amante es el negro Matias, que posee
la embestida de un burro. Entonces entenderá que cualquier atención suya solo podrá
dejarlo en ridículo- Agrega Luciana cuando termina de colocarse el vestido.
Luego corre hacia el manglar para
escapar de aquella playa donde queda Gerard fascinado con la astucia de aquella
hermosa mujer.
Scarlet se encuentra en la cocina
terminando de guardar los ingredientes que sobraron de la preparación de su
medicina, cuando siente los pasos de su hermana que viene por el pasillo. Sale a
su encuentro pero es atropellada por el abrazo de Luciana. Siente su corazón galopante
y la respiración agitada, lo que hace que el temor se apodere de ella del mismo
modo que su hermana.
-¿Que sucede Luciana?- Pregunta
angustiada.
-¿Podrías regalarme un vaso de
agua?-
-Por supuesto, ven y siéntate
mientras lo sirvo- Contesta Scarlet dejando a su hermana temblando en la silla
y sirve el agua. Luciana nota en el rostro de Scarlet el miedo que comienza a
apoderarse de ella mientras le recibe el vaso, entonces decide mentirle para no
preocuparla.
-He tenido que correr siete
cuadras para llegar a casa. Me tope con dos perros que tenían rabia y por poco
me atrapan- Contesta sin mirarla a los
ojos y se toma el agua rápidamente, pero Scarlet que bien la conoce sabe que
algo diferente sucedió y se lo esta ocultando. Sin embargo decide callarse y
dejar que su hermana se tranquilice.
Gerard regresa a la posada para
encontrarse a Cedric sentado en un enorme comedor devorando todos los platos
que la anciana Petra coloca frente a él.
Se sienta a su lado y toma un pan de una canasta en el centro de la
mesa. Cedric se gira y frunce el ceño cuando lo ve.
-¿Que pasa?- Pregunta muy
sorprendido y dejando escurrir por su boca pedazos de fruta.
-¿A que te refieres?-
-Por mil demonios Gerard, ¡Creo que
tienes una sonrisa en tu rostro!- exclama al ver los dientes de Gerard
revelados por primera vez en los tres años que llevan juntos.
NOTA DEL AUTOR
Gracias por leer esta historia a la cual le entregare mi corazón como a un primer hijo. Igualmente agradezco sus comentarios ya que son el combustible que me empuja a continuar con esta creación.
ahhhhhhhh me encantaaaaaa y ahora a esperar hasta el.sig domingoooooo como me haces sufriri amiga.... y mi Marco ya quiero mas fotos de mi amor Gerald
ResponderBorrarjajajajjajajaa. UNA SONRISA !!!!!!!!
ResponderBorrar:O GERARD !!!!!!!
ME ENCNTA LA DESCRIPCION DEL MANGLAR... ES UNICO Y ESPECIAL !!
*.*
Con ansias de ver el siguiente capitulo !!!
Me gusta tu historia, pero me dejas con deseos de seguir leyendo, me gustaria q fuera un poco mas largo el cap, porfiiis!
ResponderBorrarMe gusta mucho tu historia me dejas con ganas de mas xf un poco mas largos los capitulos
ResponderBorrarMe gusta la historia, nada mas habia leído el primer capítulo, pero ya me puse al corriente y dejame decirte que me parece muy interesante.
ResponderBorrarEstaré al pendiente de los capis y ya veremos como se desarrolla esta historia. Hasta ahorita me gusta como va.
Nos leemos en el siguiente, saludos.
Es increíble la capacidadque tienes de expresar y describir los detalles de cada historia que escribes me encanta felicidades y a seguir esperando hasta el domingo :)
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