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domingo, 12 de enero de 2014

CAPITULO 3




Luego de un terrible viaje a lomo de mula por fin Gerard y Cedric llegan  al ingenio Carolina en Cienfuegos, el más grande y moderno de Cuba.  Tras medio día de espera finalmente son atendidos no de muy buena gana por el capataz. Él los observa desde su silla con los pies montados en la mesa mientras se fumaba un tabaco de exquisito olor que Cedric anhela tener en su boca. No son los esclavos que él busca para trabajar en los cañaduzales, el hombre de la cicatriz tiene buena forma, pero el joven delgado que lo acompaña pareciera que en cualquier momento se desarmaría.

-No me interesan sus servicios. Necesito hombre fuertes que puedan cortar caña-  Declara el capataz despectivo para frustrar rápidamente las ilusiones de aquellos aventureros. Gerard se queda pasmado cuando comprende la dura realidad que lo acaba de golpear. No es la de tener que trabajar como obrero, pues no lo entiende, ya que todas las palabras que han salido del estrafalario hombre de sombrero, botas y bigotes son totalmente ajenas para él. La realidad  es que no entiende ni una sola silaba del idioma. Esta a punto de salir corriendo de aquel despacho para intentar volver al puerto y regresar a Francia pero para su sorpresa su compañero de viaje le responde al capataz en el mismo idioma desconocido.

-Soy herrero y se manejar el Brissoneau Freres- Contesta Cedric en perfecto español aunque con marcado acento francés. El capataz sorprendido retira las piernas de la mesa y se vuelve a erguir en su silla. Esta fascinado con la declaración de  Cedric, no porque conozca el idioma como lo cree Gerard, es por ser muy atractiva la idea de tener un autentico francés manejando o reparando el molino de la misma nacionalidad que tantos beneficios le a traído la ingenio.

- Interesante- Responde el capataz y coloca sobre la mesa su tabaco.  - ¿Y usted?-  Pregunta dirigiéndose a Gerard.  El hombre se queda esperando la respuesta de el joven que lo mira extrañado pero es Cedric quien contesta.

-Viene conmigo a probar fortuna-

-¿Es herrero y conoce el molino?- Pregunta el capataz entusiasmado, pero rápidamente sale de su euforia con la respuesta de Cedric.

-No señor, no sabe nada de maquinas, ni tampoco el idioma-

-Entonces no me interesa, solo tengo espacio en los cañaduzales y este hombre es tan flaco que no creo que pueda levantar ni el machete-

-Es una lastima, porque entonces yo tampoco me quedo- Responde Cedric y se gira hacia la salida, pero el capataz se levanta rápidamente de su silla  para detenerlo.

-Esperen un momento-  Rodea su escritorio  y se dirige a una puerta que se encuentra a la derecha.  -Síganme y probemos su suerte - Añade y cruza el umbral. Cedric  le señala la puerta a Gerard que aun esta confundido sin saber que es lo que esta pasando.  Los dos  siguen al capataz que en su andar da ordenes como loco a todos los esclavos negros y campesinos que se encuentra en el camino por los cañaduzales. Unos metros mas allá, se encuentra una mesa llena de machetes, toma uno y se lo entrega a Gerard y luego se dirige a Cedric.

-Si este hombre logra cortar el tallo de una caña de un solo tajo, será contratado para trabajar en los cañaduzales y a ambos les daré doble paga, pero si no lo logra, tendrá que irse y usted se quedara a trabajar en el molino por la tarifa normal- Lo reta el capataz  sabiendo que el desgarbado Gerard apenas puede sostener el machete. – Si no acepta el reto, los dos pueden irse- Agrega triunfante.

Cedric observa al desubicado Gerard mientras contempla el machete que le han puesto en las manos. Se acerca y le susurra al oído lo que debe hacer con el arma que sostiene.

-No se como hacerlo Cedric-

-Si no lo haces, nos tendremos que ir y  yo realmente quiero el trabajo en este lugar-

-Es tu anhelo no el mío- Responde Gerard depositando el machete en la mesa y se gira dejando a los dos hombres allí parados. Pero Cedric es un hombre inteligente y en el corto viaje aprendió como lidiar con él.

-Trabajando aquí puedes provocar una pelea con algún esclavo y lograr que te asesine con su machete- Responde cuando Gerard se aleja.  No desea realmente que su nuevo compañero de viaje muera, pero solo teniéndolo cerca podrá protegerlo de sus locuras.

Gerard se detiene abruptamente al escuchar aquella afirmación. No le gusta realmente la idea de morir bajo el suplicio de un machete, pero no  cree poder encontrar una mejor y menos sangrienta forma de morir bajo las manos de otro hombre, que sería el que tendría que afrontarse al infierno por su muerte mientras el disfrutaría del paraíso en los brazos de su Abigail. Se gira,  camina hacia la mesa y toma el machete, pero su estilo para sostenerlo delata su inminente fracaso ante los ojos de los dos hombres que lo observan. Cedric lo detiene y  le susurra nuevamente al oído la técnica que él cree será perfecta para que Gerard logre cortar la caña.

-Aquí hay una leyenda que dice que las cañas son como los crueles tentáculos del cólera-  Le miente y se retira unos metros dejando la furia en el rostro de Gerard que inevitablemente asocia aquella inofensiva planta con la cruel enfermedad que le causo la muerte de su esposa.  Levanta el machete y da un corte perfecto que incluso en su abatida logra cortar  el tallo de otras tres cañas cercanas. Cedric esboza una sonrisa mientras que el capataz levanta ambas cejas sorprendido de tan escondida habilidad, luego se gira y le entrega a Gerard una llave.

-Son las llaves del cuarto que esta al lado del molino. Encontraras solo una cama, si tu compañero se queda en ella tendrá que dormir en el piso-

  
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Scarlet se encuentra regando los corazones sangrantes esperando la noche para poder realizar su técnica especial para el cuidado de las flores.  No quiere que algún fisgón pueda ver desde alguna ventana lo que hace y le cuente a la vieja Matilde como cuida ella de su jardín. Scarlet cree que su formula es la que hace que  sus flores luzcan mas brillantes y sedosas al tacto y por lo tanto mas codiciadas.

Justo cuando el sol comienza a esconderse Luciana atraviesa el umbral de la casa que da al jardín vistiendo su nuevo uniforme de enfermera y con dos pequeñas vasijas de barro en cada una de sus manos.  Se sienta en la única banca de madera que hay en el pequeño edén y coloca una de las vasijas a su lado, mientras que le ofrece la otra a su hermana.

-Tómatelo antes de que me vaya-

-¿Y tu collar?- Pregunta Scarlet observando el cuello cubierto de Luciana y tomando la vasija que ella le ofrece.

-Aquí esta- Responde Luciana metiendo su mano en la túnica que le cubre el cuello hasta la barbilla y mostrándole el collar a su hermana para colocarlo de nuevo debajo de la túnica abrazado por sus escondidos senos. – No quiero que ningún bandido lo vea y me ataque por un valioso corazón que lleve en el pecho.- Añade.

-No te preocupes solo se llevara la esmeralda- Responde Scarlet sonriendo.

-A eso me refiero Scarlet,  a la esmeralda-

-Pues yo me refiero al que llevas adentro- Le dice tocando su pecho.  -Tu corazón es tan compasivo que vale más que cualquier joya en el mundo-  Agrega agradecida a su hermana.

-No te pongas sentimental y tomate tu medicina deprisa. Tengo que irme - Responde Luciana conmovida. -En esta otra vasija te dejo el aceite de coco-  Agrega y se levanta de la banca dándole un beso en la frente a su hermana para irse y dar inicio a su primer turno de trabajo en el hospital la Misericordia, mientras que Scarlet pasara parte de la noche limpiando las hojas de las flores con el aceite de coco que utiliza como formula secreta y luego preparando su medicina.

A partir de aquella tarde la rutina de las hermanas comenzaría al anochecer.  Luciana trabajaría en el turno nocturno  en el hospital, llegando a las cinco de la tarde para poder salir a las cinco de la madrugada. De esa forma seria una de las primeras en llegar al mercado  y llevarse los mejores ingredientes para la medicina de su hermana, y el mas refinado aceite de coco para el ritual nocturno del jardín. Scarlet comenzaría el ritual con el aceite  justo cuando el sol se ponga, bajo la complicidad de la noche hasta la una de la madrugada, cuando cumplidamente las luciérnagas patrullarían  su jardín en busca de pareja. Luego iría a la cocina a preparar la medicina que a diario necesita ingerir en dos tomas, la primera  al amanecer y la segunda al anochecer y que tomaba sagradamente desde que tenía doce años.

Cuando Scarlet tenía once años el desespero y la angustia se apodero de la familia Lemaitre. Estaban convencidos de la muerte de Scarlet cuando la marca de mujer hiciera lo que ellos evitaban a diario con sus cuidados extremos. Moriría desangrada luego de que apareciera la primera pinta en sus pololos íntimos.  Luciana que  a sus dieciséis años ya comprendía el engorroso proceso femenino, decidió luchar contra aquella sentencia para su hermana, y en las tardes se escapaba de casa  en compañía de Atita y Tiberio, buscando los viajeros que arribaban en el puerto desde otros países. Les preguntaban si conocían alguna manera para detener hemorragias y probaban cada una de las formulas que les aconsejaban dándosela a los conejos y luego de una semana de tomas, les hacían cortes en sus patas para observar el sangrado, pero nada de lo que les aconsejaban era suficientemente bueno como remedio y mucho menos como cura.

Cuando Luciana estaba por rendirse y dispuesta a  enfrentar la tragedia, encontró un judío que le dio una formula milenaria que les daban a los niños  cuando los circuncidaban. Era un ritual  que  durante siglos realizaban los en los varones, pero algunos de los niños que eran sometidos a esta práctica fallecían luego de sangrar sin poder detener la hemorragia, hasta que finalmente encontraron una forma de detenerla.

Consistía en una mezcla especial de varias plantas que funcionaban como hemostáticos.  Luciana la probó y se sorprendió al ver que después de pasar la hoja de cuchillo por la piel de los conejos estos no emitían ni una sola gota de sangre.  Preparo entonces la medicina que debería darle a diez conejos que pesarían lo mismo que su pequeña hermana, se la dio a beber todos los amaneceres y atardeceres esperando que la llegada de los trece años no acabara con su vida.  Cuando Scarlet cumplió sus quince años don Vicente realizo una hermosa fiesta de celebración en honor a su hija que seguía con vida, incluso llegaron a creer que estaba curada, pero un años después cuando sufrió su segundo corte descubrieron la terrible realidad. La medicina tan solo evitaba su menstruación, pero no era suficiente para evitar que sangrara cuando se hiriera.

Todo sucedió un día después de la muerte de don Vicente cuando cayó de un caballo. En el funeral Scarlet  fue al jardín de  la señora Matilde que se encontraba a tan solo unas cuadras y robo una de sus rosas blancas para colocársela en el pecho a su padre antes de sepultarlo. La corto sin problemas y regreso a su casa en la cual yacía don Vicente en un ataúd en  mitad de la sala. Abrió las manos de su padre para colocar la rosa pero  una de las espinas pincho su dedo. Inmediatamente el hilo de sangre comenzó a brotar sin parar advirtiendo de la enfermedad controlada pero aun sin vencer.

Desde entonces las hermanas preparaban a diario la medicina con tres bayas de muérdago, quince hojas de ortiga, dos tallos de Milenrama  y cincuenta gramos de raíz de Equiseto, pero lo mas importante eran las diez hojas de bolsa de pastor que  cada mes les llevaban desde la capital y que debían racionar hasta el próximo regreso del comerciante que se las entregaba.
Debían macerar cada uno de los ingredientes hasta obtener una pasta compacta y sin grumos, lo cual demoraba cuatro horas en el pequeño pilón de encino. Luego se le agregaba el jugo de media taza de limón y se dejaba reposar en una vasija de barro por un día. Las hermanas y Atita realizaban en las tardes esta técnica y luego en el anochecer realizaban la limpieza de las flores, pero con el nuevo trabajo de Luciana seria trabajo exclusivo de Scarlet después de la media noche. De esta forma cuando Luciana regresara ambas dormirían  hasta el medio día, y el resto de la tarde ellas estaría juntas para esquivar todos los peligros que el día  representaba para Scarlet hasta que Luciana saliera de nuevo para su trabajo.
De ese modo pasaron los siguientes tres años en la casa Lemaitre. Doña Frederika intentaba manejar el negocio de su difunto esposo, Atita y Maya se ocupaban de los que haceres de la casa y Scarlet realizaba sus rituales en la noche mientras Luciana se desempeñaba eficientemente en el hospital.


Al principio y sin la experiencia necesaria, Luciana tan solo caminaba alrededor de las camas buscando confortar a los enfermos que se consumían en sus fiebres, pero con el tiempo comenzó a descubrir que la limpieza excesiva de los instrumentos médicos y un corto baño de alcohol ayudaban a disminuir las infecciones que se pasaban de un paciente a otro. Las monjas al observar que el alcohol disminuía drásticamente en las noches, pensaron que Luciana había adquirido un desagradable gusto por la bebida que debía ser sancionada, pero nunca lograron encontrar en su aliento algo que indicara su culpa. Finalmente cuando Luciana expuso su técnica las hermanas la aceptaron de buena manera, agradecidas mas por la certeza de no ser las causantes de la ebriedad en una jovencita tan respetada y admirada, que por la de tener el hospital con mas baja infección de toda la región.


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Por otra parte en cuba los años fueron pasando lentamente  bajo rutinas iguales de estrictas. Al principio Gerard cortaba las cañas escuchando cuidadosamente las conversaciones de los demás trabajadores para lograr identificar las palabras que podrían ser un agravio, pero antes de que pudiera hacer algo  con ellas,  Cedric logro convencer al capataz para que Gerard realizara la función de carguero de caña del molino. De esta manera estaría vigilado y lograría evitar cualquier locura que Gerard pretendiera.

Al principio los demás trabajadores no intentaron nada contra el recién llegado que injustamente ganaba mas dinero, porque creían que era el amante del molinero de escabrosa cicatriz que bien podría matarlos de un solo grito, pero cuando las prostitutas del pueblo alababan las destrezas de Cedric complaciendo a tres mujeres en una sola noche, comprendieron que Gerard era tan solo un tonto protegido que a diario se perdía en sus pensamientos.

Se pasaba el día amarrando la caña y lanzándola al molino. Lo hacia perdido en las trampas de la nostalgia que lo hacían recordar sus días felices en Francia, sin darse cuenta que el tiempo pasaba y el continuaba suspendido en los días y las noches sin que algo extraordinario o diferente pasara en su vida. Cuando finalmente sintió las necesidades del desfogue del bajo vientre, tomo la solución por su propia mano porque no concebía la idea de tocar otro cuerpo que no fuera el de su esposa. Pero cuando la necesidad se hizo mas fuerte encontró la solución a su miedo de traicionar  la memoria de su adorada Abigail.

Los domingos en la noche llevaba a las prostitutas hasta los cañaduzales y se adentraban en ellos hasta estar seguros de no ser descubiertos. La mujer debía arrodillarse  colocando sus manos en la espalda y abriendo su boca para que él depositara su necesidad en ella, meciéndose hasta que la liberación de su fuego interno resbalará por su vástago terminando la tensión que volvería a tener tan solo una semana después, cuando su mano no fuera suficiente ayuda para él.  El mismo estaba sorprendido del fuego abrazador que lo acechaba en las noches, pero solo fue consiente de la causa, una tarde cuando sin buscarlo se vio en un espejo y observo como el trabajo pesado con la caña había convertido su cuerpo en el de un semental musculo. También comprendió por que algunas de las prostitutas le pedían mas que aquella práctica oral, incluso dándole un servicio gratis, tan solo por tener su cuerpo sudoroso en el de ellas.




Pero todas las rutinas pronto serian modificadas cuando en cuba se inicio la guerra de liberación del dominio Español que duraría diez años. Cedric tomo la múcura que guardaba bajo la cama con todo el dinero que había recolectado con Gerard para fundar su propio ingenio. No estaba dispuesto a perder el fruto de tres años de trabajo y arrastro a  su amigo hasta el puerto del que zarpaban los últimos barcos de la tarde de la revuelta.

- No volveré a Francia- Le dice Gerard a Cedric cuando ve que se dirige al barco que los llevaría de vuelta a su país.

-¿Estas loco? ¡No podemos quedarnos aquí!- Gruñe Cedric exasperado. Realmente aprecia a su amigo pero no quiere sufrir los estragos de una guerra.

-Lo se. Pero si me resigne a seguir con vida no será par vivir en Francia-

Cedric se da cuenta que debe tomar una decisión. Volver a Francia o aventurarse de nuevo con su ahora amigo en una nueva ciudad. Se siente tentado a dejarlo porque ya domina el español y no intentara quitarse la vida. Pero su conciencia le dice que aun se encuentra en deuda.

Cuando están en la proa del barco con destino a una nueva ciudad ambos contemplando el horizonte tratando de imaginar la nueva vida que los espera Gerard rompe la paz con una pregunta.

-¿Por que vienes conmigo Cedric?-

-Hay algo que me falto decirte de cuando el doctor François me salvo la vida- Responde Cedric sin dejar de observar el horizonte. Gerard si lo hace intrigado por aquella respuesta.

- ¿A que te refieres?-

-El doctor François me confesó que solo me salvo la vida por que tu lo convenciste de hacerlo-  Los ojos de Cedric se cruzan con los de Gerard que lo observa sin comprender, hasta que la memoria lo atropella y reconoce el hombre que considera su amigo desde hace mas de tres años.

Terminaba el turno nocturno, luego de atender el parto de una mujer. El doctor François agradecía la llegada del día para irse a descansar porque ya no tenia la misma fuerza y disposición que su  alumno. Pero justo en su salida llegan tres hombres desde un prostíbulo con un moribundo bañado de pies a cabeza en sangre. De las puñaladas en su pecho y cuello brotaban chorros como los manantiales que adornaban la plaza principal. Gerard  ordeno colocarlo en la mesa de cirugía mientras preparaba todos los instrumentos para atenderlo, pero el Doctor François lo detuvo con una terrible afirmación.

-Déjalo, a ese pobre hombre ya no podemos salvarlo- pero Gerard no estaba dispuesto a dejarlo ir sin luchar primero.

-Entonces eso significaría que no somos buenos cirujanos- responde tomando  un delantal blanco y ofreciéndole el otro a su maestro quien lo toma resignado y los sigue hasta la mesa de cirugía.


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Es medio día y Luciana y Scarlet salen de la cama y comienzan su rutina  de aseo. Después van al jardín a inspeccionar los  nuevos claveles amarillos que Scarlet sembró y luego se sientan en la banca de madera esperando el Te que pronto les llevara Atita. De repente, el sonido de las calderas de un barco que anuncia su llegada desde cuba, les agita a  ambas el corazón, con un estremecimiento sísmico que les advierte que sus vidas pronto dejaran de ser las mismas.






NOTA DEL AUTOR

Gracias por leer esta historia a la cual le entregare mi corazón como a un  primer hijo. Igualmente agradezco sus comentarios ya que son el combustible que me empuja a continuar con esta creación.





L.Farley





7 comentarios:

  1. FUE HERMOSO !!!!!!
    FELICIDADES FARLEY !!!!!!

    Ya quiero saber que pasara con Gerard *.*

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  2. amiga me encantaaaaa y mi Marco (Gerald) me encantaaaaaaaaa!!!! me tienes totalmenta enganchadisima ya quiero maaaaas
    mil besitos amiga TK

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  3. siiiiiii sigue así y vamos por mas no? jajjaja felicitaciones me encanta esta historia!!! mas quiero mas como dice Jelly jjajajaja.
    Mil cariños amiga!!!

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  4. Bonita historia!!!
    Ahora con la llegada de Gerald, esta historia, cambiara , se pone interesante
    Saludos ;)


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  5. Felicidades, muy buena histotia!!! Lo que he leido hasta hoy me ha gustado mucho

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  6. Hola Farley, cómo estás? hace tiempo que quería escribirte, pero he estado incomunicada, he estado sin internet, casi me he vuelto loca, pero aquí estoy.
    Me encanta este nuevo trabajo tuyo, es muy interesante y por supuesto como el anterior me muero de la curiosidad por saber que pasará en el otro capitulo.
    Como bien dices tu, espero que sigamos siendo combustible para tu creatividad.
    Un abrazo gigante, saludos desde Chile

    Yo también me estoy animando a escribir, espero ser un poco de lo buena que eres tú.

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  7. Amiga me encanto el capitulo, va muy interesante pero aun no se han desarrollado los personajes completamente eres fantástica amiga como te has superado es genial madre hasta seria bueno que pensaras en un libro te felicito un besote.

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