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domingo, 10 de agosto de 2014

CAPITULO 18





El resto de  semana transcurre en medio de una feliz monotonía para Luciana y Gerard. Todas las mañanas él la espera mientras ella se cambia sus trajes por la túnica de trabajo y luego viven un íntimo momento para el saludo matutino que es gustosamente acolitado por Abril,  que se encarga de vigilar para que los jóvenes enamorados no sean sorprendidos por las ancianas alérgicas al amor como ella llama a las monjas del hospital.

Aquel beso matutino cada vez se vuelve más intenso y necesitado a medida que pasan los días. Luciana se siente más confiada y Gerard más decidido a aprovechar   aquel pequeño cuarto donde puede disfrutar de un beso que les debe durar por el resto del día, en el que se limitan a pequeñas conversaciones estrictamente laborales y a calurosas miradas en la distancia que son bien disimuladas en la presencia de las monjas. Muy ocasionalmente, Gerard se arriesga por un roce de manos o una palabra dulce y Luciana por una sonrisa comprometedora, pero por más que lo intentan, no pueden engañar al eminente doctor Almenares que disfruta de aquellas efímeras escenas a medida que también se encuentran complacido con la habilidad, buena praxis y excelente trato que Gerard ejerce con sus pacientes.

Al finalizar el día laboral ambos salen acompañados por Abril para evitar suspicacias. Luego de dejarla en su casa Gerard camina con Luciana más lento de lo necesario tratando de alargar el tiempo  que pasan juntos.

El martes hablan del personal médico y el concepto que cada uno tiene de ellos.  El miércoles son las monjas el objetivo de la conversación y muy pocas salieron bien libradas del juicio. Sobre todo por las apreciaciones que Luciana hace de ellas, ya que a lo largo de cuatro años ha logrado presenciar y soportar algunos comportamientos no muy propios de mujeres que se creen tan cerca de ser santas.

El jueves la conversación se tornó un poco más personal cuando Gerard le preguntó sobre su vocación de enfermera a lo que Luciana responde con algo de evasivas. Le explica su deseo y necesidad de cuidar a su hermana desde que eran niñas pero sin hablarle sobre la extraña enfermedad de Scarlet y del artesanal medicamento con el que ella lograba mantenerla con vida. Luego desvió la conversación indagando  la causa por la cual él había abandonado Francia donde la medicina era tan próspera. No entendía por qué en dejar un lugar con el que ella sueña y en donde se puede aprender tanto, pero Gerard también responde con evasivas sobre la pérdida de toda su familia y su deseo de ayudar a otros en situaciones más precarias  sin mencionarle a Abigal y como su muerte fue un determinante en su decisión de huida. 

Para el viernes  permanecieron en  silencio mientras caminaban tan solo disfrutando de la compañía del otro, ya que  sabían que ese fin de semana no compartirían tiempo juntos, ya que al dia siguiente él se mudaría con Cedric a la nueva  casa  y aunque él sugirió acompañarla el domingo a  entregar los arreglos florales ella lo convenció en esperar hasta el lunes para verse en el hospital, para no seguir levantando especulaciones.  Cuando llegaron al  habitual punto de despedida  volvieron a fundirse en un agitado beso protegido de las miradas de extraños por la  cómplice y oscura noche que era ayudada por un grupo de pequeñas palmas en fila que custodiaban la estatua de un prócer de la ciudad.  Luciana sentía con cada uno de aquellos besos como sus piernas flaqueaban, lo que hacía que Gerard la estrechara más fuerte entre sus brazos, creando un magnetismo y una necesidad primitiva de saciar sus deseos que con cada noche se hacían más salvajes. Sensaciones que Gerard bien conocía y que Luciana por primera vez experimentaba pero que ambos disfrutaban y que con dificultad  podían limitar al contacto de labios.


Luego de despedirse de Gerard, Atita la recibía con la habitual sonrisa pícara, que rápidamente se convertía en una temerosa cuando Luciana le entregaba una mirada de advertencia seguida de un dedo sobre la boca.  Scarlet que había creído reconocerle la mirada de amor logro ser convencida  por Luciana  desde la primera noche, que tan solo era la felicidad que le causaba haber logrado ser asistente del doctor Almenares en los procedimientos quirúrgicos.  Aunque le costaba entender como alguien podía vivir sin amor, creyó comprender que el amor de su hermana era el trabajo, y el reconocimiento a su buena labor era lo que la mantenía tan satisfecha. Pensaba que el destino se había equivocado al entregarle a cada una sus más fervientes deseos. Luciana debería haber nacido para enamorarse y disfrutar del amor y su salud, mientras que ella debería haber amado la enfermería  ya que el mismo amor y la salud habían sido negados para ella.



En la mañana del sábado Luciana se despierta consumiéndose en el calor abrazador de un sueño obsceno  provocado por el recuerdo de sus besos con Gerard. Estaba sonrojada por el calor y  la vergüenza de ser  la protagonista de escenas propias de amantes indecentes, sin embargo, ese recuerdo la acompaño el resto del dia  como un bálsamo  que le ayudaba a sobre llevar  su primer dia sin él mientras se ocupaba de la casa y ayudaba a Scarlet a terminar sus arreglos florales.

Por su parte Gerard  trataba de sentirse cómodo con  la presencia de Amaury   mientras les entregaba a Cedric y a él la nueva casa explicado los arreglos que le había hecho, vanagloriándose por haber realizado un trabajo tan esplendoroso en tan poco tiempo, lo que hacía que Gerard se sintiera más  irritado con su presencia. Finalmente, al terminar el dia pudieron  instalar sus cosas y al percibir que la casa era demasiado grande para ellos  acordaron buscar a alguien para atenderla. No tuvieron que debatir mucho y se decidieron por Martina. Gerard  sentía cariño y compasión  por ella  luego de que la ayudo a traer al mundo a sus hijas, además sabía que era una mujer que no caería fácilmente en las sabanas de Cedric ya que era una mujer bien atendida por el hombre más viril y elongado  de toda la región, y no cedería a sus acosos para poder mantener un empleo que le permitiese estar con sus hijas.  Cedric por otro lado lo hacía por una razón más simple, le encantaba como ella cocinaba.



El domingo Luciana inicia el dia  más climatizada por la ausencia de un sueño provocativo, pero aun acompañada por el recuerdo del anterior. Mientras que  Gerard fue quien  percibió en un sueño como su hermosa Luciana  disfrutaba  en el mar el choque de las olas sobre su  esbelta desnudez.  Decidió levantarse en el momento que sintió que Cedric regresaba del  burdel y  realizar un poco de ejercicio para aliviar la tensión sexual que le había provocado el sueño. Salió a correr por la playa acompañado del sonido de las olas que morían en la arena, desviando  su mirada del camino para observar el mar, con la tonta ilusión de encontrar entre las olas la escena que su mente le había  ofrecido mientras dormía la noche anterior, y luego de varios kilómetros regreso al darse cuenta que necesitaría una ducha fría para ayudarse en el deseo, y si acaso  el agua no  le ofreciera el sosiego necesario, tendría que ocuparse de la situación por su propia mano.

Mientras tanto Luciana  terminaba sus entregas habituales y se dirigía al mercado para encontrar buenas noticias de parte de Aurelio el comerciante, pero el aliento se  le quedó atrapado en el pecho cuando  este le da la noticia que ella no quería escuchar.

-Lo lamento, pero no conseguí que alguien más traiga sus bolsas de  pastor- Le dice el anciano en cuanto la ve acercarse con la mirada escrutadora pero esperanzada.

-¿Por qué no? ¡Pagare bien por ellas!- exclama casi en un grito con el temor a punto de sacarla de sus cabales.

-Nadie lo considera un buen negocio. Es un viaje largo para  tan pequeña cantidad. Los gastos de trasporte superarían por mucho lo que me pagaba por ellas- Responde  colocándole una mano sobre el hombro explicándole lentamente como si para ella fuera muy difícil de entender.  – Yo las traía porque tenía que visitar a mi hermana y aprovechaba la ocasión para hacerlo- Agrega.

-¡Pagare lo que sea! Por favor ayúdeme a encontrar a alguien- suplica desesperada. El anciano se apiada de ella y le ofrece una alternativa.

-No creo poder encontrar a alguien, y si lo hiciese pronto usted caería en la ruina. Tal vez pueda haber otra solución-  Le dice llevándola a una silla que se encuentra cerca y ofreciéndole un pañuelo para que Luciana pueda limpiar las lágrimas que comienzan a rodar por sus mejillas.

Lentamente Aurelio  le explica una posible estrategia para abastecerse de la preciada planta, y a medida que la detalla, la esperanza crece en el corazón de Luciana. Una carta, la confianza y un viaje son los ingredientes de la solución, y Luciana aunque temerosa decide aceptarla.

Toma la carta que el anciano rápidamente escribe, y se dirige a la casa del doctor Almenares. Él interrumpe su almuerzo alarmado  cuando es informado por la criada de la presencia de  Luciana en la puerta. Imaginando  que  algo le ocurre a Scarlet toma su maletín y sale rápidamente pero su ansiedad se transforma en confusión cuando Luciana le pide uso minutos para hablar.


Cuando  se encuentran  en el despacho de la casa, la señora Almenares le ofrece  a Luciana un jugo de sandía para refrescarse tratando de  permanecer en la conversación pero la mirada amonestadora del doctor la hacen salir de la habitación. Un poco mas tranquila con la privacidad Luciana inicia la conversación.

-Necesito pedirle unos días para faltar a mi trabajo-

-¿Qué sucede?-  Pregunta sorprendido de una solicitud tan extraña por parte de  Luciana. Generalmente tiene que rogarle para que tome  vacaciones. – ¿Te encuentras enferma?-  Agrega sin poder encontrar una razón lógica.

-Estoy bien, pero necesito viajar a la capital-

- No lo entiendo. ¿Qué harás en la capital?-

-El hombre que me vendía las bolsas de pastor para la medicina de Scarlet no puede hacerlo más, pero  me dio esta carta para que visite a su hermana y pueda negociar con ella un trato que nos beneficie a ambas-  Exclama entregándole la hoja de papel al doctor. Él lee con detenimiento como el anciano le pide a su hermana que negocie un cambio justo con Luciana. Sugiriendo el intercambio de telas recién llegadas a puerto de la ciudad provenientes de Europa por las plantas que ella tanto necesita.

-¿Por qué no buscas otro comerciante?- Pregunta devolviéndole la carta.

-Ya lo intenté pero nadie está interesado-Responde con la voz  entrecortada.

-Las telas importadas son más costosas que las bolsas de tabaco- el trata de hacerle entender que la inequidad en ambos productos.

-Por eso necesito viajar, para pactar un intercambio justo-

El doctor Almenares asiente comprendiendo la importancia pero aun no muy convencido   -¿Quién te acompañara?- Pregunta.

-Nadie. Iré yo sola- Responde tranquila, pero cuando ve los enormes ojos del doctor aterrado con la idea se apresura a dar la explicación. –No tengo dinero suficiente para llevar a alguien mas-

-¡No es seguro que una mujer viaje sola!-

-Estaré bien. Se cuidarme-

-Eres muy ingenua Luciana. Es demasiado peligroso que una mujer  viaje por barco sola. El camino es largo y podrían aprovecharse de ti. Es peligroso incluso para los hombres – La reprende.

-Lo entiendo, pero no tengo mucho dinero para llevar a alguien más y si lo tuviera ni Tiberio ni Atita serian de gran ayuda. No tengo opción- Responde tratando de que el hombre que ella considera como un padre comprenda y acepte.

- ¿Cuándo te piensas marchar?- pregunta resignado pero con una idea formándose en su cabeza.

-En el barco que sale esta noche-

-¡nada de eso! Saldrás mañana en la noche acompañada del doctor Caicedo- Responde decidido como quien impone una ley.

-¿Con el doctor Caicedo?- Pregunta sin comprender porque él la acompañaría en su viaje. Pero el doctor Almenares se lo explica con la tranquilidad de una excelente solución.

-El viajara  mañana  a la capital para iniciar su especialización en patología. Recuerda que afortunadamente pronto será el encargado de la morgue-  Le responde con  una mirada cómplice ya que ambas saben que el doctor  Caicedo tiene muy poco tacto para pacientes  vivos.

-Está bien. Me parece una buena solución. Empacare para el viaje-  Exclama  levantándose de su silla con la esperanza renovada.

- Y yo me encargaré de avisarle al doctor  Caicedo para que también coordine tu viaje de regreso- contesta mientras se  acerca a la puerta para acompañar a Luciana hasta la puerta de la calle.

-Muchas Gracias doctor. No sé cómo agradecerle-

-Tan solo mantente a salvo y viaja tranquila que yo cuidare de Scarlet-

Luciana suelta un suspiro cuando su mayor preocupación es aliviada con las palabras del doctor. Y sale  de la casa con rumbo a un destino arriesgado que no estaba en los planes pero muy necesario. Le pide a Tiberio que se vaya a casa mientras ella inicia su camino Hacia la calle del Molinete.



Cedric se levanta y se encuentra con Gerard que regresa sudoroso de su recorrido.  No quiere  esperar que se duche y decide ir solo a la casa de Petra para saldar la deuda pendiente por los días que permanecieron en la posada, y  aprovechar la oportunidad  para hablar con Martina y ofrecerle el empleo.   Toma de la cocina las pocas galletas que encuentra para entretener su estómago mientras  que Gerard se sumerge en la nueva tina de agua helada que tanto necesita. Cedric sale de la casa e inicia su camino a casa de Petra pero a  uno pasos de distancia  de la puerta  escucha una voz que lo llama. Se gira y ve a Luciana que viene corriendo. Sorprendido se devuelve y finalmente convergen en la entrada de la nueva casa.

-Buenos días Luciana.  ¿En qué puedo ayudarte?-

-Estoy buscando a Gerard- Responde tímida.

-Pues tan solo debes entrar y lo encontraras-

-¿Puedes llamarlo por mí?-  Le pide aún más tímida. Suficientemente incomodo es ir hasta su casa para buscarlo y lo sería aún más si entrara sin la compañía de alguien que desvirtúe las especulaciones  de una joven en la casa de un hombre soltero.  Cedric con una sonrisa maliciosa y casi dibujándose un par de cuernos en la cabeza por la travesura que va a propiciar se excusa.

-Lo lamento pero estoy algo apresurado- Saca la llave  de su bolsillo y abre la puerta de par en par iniciando su camino y  dándole indicaciones a la sorprendida Luciana para que encuentre  a Gerard. –Su habitación es la primera a la izquierda. ¡Su sueño es tan pesado que creo que deberás despertarlo tú!- Afirma regalándole un fuerte guiño y alejándose con su sonrisa traviesa.

Luciana permanece indecisa en la entrada, pero cuando se da cuenta que mientras más tiempo permanezca allí  mayor sería la probabilidad de ser vista por alguien,  decide entrar. Camina admirando la decoración  y la elegancia simple de una casa ubicada en una calle tan deprimente y esperando que su agitado corazón se calme para poder informarle a Gerard sobre su viaje.  Después de tomar valor se  acerca a la puerta y llama tímidamente, pero Gerard se encuentra en el baño sumergido en la tina y no logra escuchar el llamado. Luego de algunos segundos ella lo intenta nuevamente golpeando con mayor fuerza  la puerta. Gerard siente suavemente el llamado pero no le da importancia creyendo que es el crujido de las tablas del techo que sucumben al calor abrazador del medio dia.

Al no obtener respuesta Luciana cree en las palabras de Cedric cuando afirmaba que su hombre tiene un sueño profundo e intenta despertarlo de diferente manera.

-¡Gerard!-  Exclama  golpeando la puerta.  Él escucha la voz pero le parece imposible que sea verdad y lo atribuye a su imaginación y deseo por ella.

Luciana lo intenta nuevamente frustrada  y temiendo que deba abrir la puerta y entrar para despertarlo. -¡Gerard abre la puerta por favor!-



Gerard confundido se levanta de la tina. Esta sorprendido por las magnitudes de su imaginación y decide salir del baño a la habitación sin tomarse la molestia de tomar una toalla. Cree que su mente juega con su deseo y no es realmente Luciana  la que llama. Justo en ese momento ella decide entrar para despertarlo, pero una vez más se  encuentra con su escultural cuerpo desnudo por el que  resbalan gotas de agua. Ambos se quedan paralizados en su lugar sin imaginar que el destino les tenía predestinado este encuentro para poder fortalecer su amor antes de ponerlo a prueba.


NOTA DEL AUTOR 

Gracias por leer esta historia a la cual le entregare mi corazón como a un  primer hijo. Igualmente agradezco sus comentarios ya que son el combustible que me empuja a continuar con esta creación.















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5 comentarios:

  1. Oh santo.por dios..... Q vista ha de habrr tenido Luciana... La suerte q tiene la condenada.
    A punto de dormir pero no me puedo perder un capitulo :D
    Simplemente me encantaaaa porda porfa q todo salga bien en el viaje besitos amiga tkm

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  2. Waw lo ve desnudo, ese viaje de ella no sera una trampa? quien la ayudara? todo es incierto y que sufrimiento de ella por su hermana. gracias farley hermoso capitulo, como siempre te quedo genial.

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  3. aaahhh noooo!!! no podes dejarnos asi en la mejor parte y ensima esperar hasta el domingo??? foooo que bajon!!! pero bueno espero que el próximo este igual de genial que este!! la cosa se viene poniendo interesante!!!

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  4. Ahhh muy bueno,pero que suertuda. Luciana encontrarselo adi bueno Cederic los ayudo jaja
    Oye que todo salga bien en ese viaje. .
    Saludos guapa :*

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