En esta ocasión Gerard se siente
un poco cohibido a diferencia de su primer encuentro en similares condiciones.
Ahora Luciana no es una mujer misteriosa. Es la mujer que logró despertar en él
un sentimiento que creía muerto desde el dia que abandono Paris, y por lo tanto
le debía respeto. Por su parte Luciana continuaba paralizada en su lugar contemplando la generosidad que la naturaleza
le ha otorgado al escultural cuerpo de Gerard. Aunque conoce a la perfección la
anatomía masculina por su profesión, el espectáculo que sus ojos presenciaban
le secaba la garganta y la remontaban a su sueño obsceno al contemplar en vivo
al mismisimo protagonista. Él, al ver su
asombro y como ella trata de pasar saliva a través de su garganta, se
deshace de la timidez disfrutando la mirada significativa que Luciana le da a su
virilidad, y rompe el silencio con una broma.
-Ese mi mejor amigo, ¡pero creo
que ya lo conocías!- dice con la endemoniada sonrisa que lo caracteriza.
Luciana reacciona por fin y se gira envuelta un calor sofocante, provocado más
por el deseo y recuerdo que por la vergüenza de la intrusión.
-Lo lamento. Pensé que estaba
dormido- Responde con la voz chillona y entrecortada. Piensa en salir corriendo
nuevamente pero sabe que sus piernas temblorosas no la llevarían demasiado
lejos. Además, algo en las inmediaciones de su abdomen y su intimidad le pide
que se gire nuevamente o como mínimo que permanezca en el lugar.
Gerard no puede evitar la ironía
de la situación y al mirar a su creciente virilidad tomar presencia en la
conversación le suelta la segunda broma
para relajar a Luciana de su tensión. –
Lo estaba. Pero llegaste y me despertaste nuevamente-
Ella suelta un resoplo para liberarse del
bochorno al comprender a lo que se
refiere Gerard. Inhala profundamente para refrescarse y tomar valor para hablar,
pero sobre todo para huir.
-¡Mejor me voy!-
-¡No!, espera me pondré algo-
Responde apresurado estirándose para tomar el pantalón, ya que no quería
incomodarla a tal punto que decidiera irse. –Perdóname si te ofendí- Agrega
subiéndose los pantalones tan rápido como puede, pero la humedad en el cuerpo
no es muy buena aliada para permitir que la
tela se resbale con suavidad a través de su piel.
-No lo hiciste, pero mejor te
espero en la sala-
- ¡Ya tengo el pantalón puesto!-
exclama Gerard abotonándose el pantalón y buscando con la mirada la camisa que
se encuentra colgada en el perchero que
esta junto a la puerta pero que él no logra encontrar. No quiere que ella salga
de la habitación, ya que probablemente no se detenga solo en la sala. Quiere aprovechar la oportunidad de verla en
un dia que no pensaba que podría ser posible. Ella se gira un cuarto de vuelta
con la mirada baja sin el valor de confirmar la afirmación de Gerard, pero con
el rabillo del ojo logra ver su pantalón por encima de sus pies desnudos.
-Tan solo venia para despedirme.
Me tengo que Ir- Murmura suavemente Luciana sin terminar de sentirse cómoda para
dar una explicación de su partida, pero rápidamente es alcanzada por Gerard que
olvida la camisa cuando su corazón le retumba fuertemente en el pecho por el
temor que le generan las palabras de que ella le acaba de pronunciar. No
concibe la idea de perderla cuando
recién la ha encontrado.
-¡Irte! ¿Qué quieres decir?- Le pregunta sosteniéndola
de los brazos frente a él y con la mirada suplicante de una explicación.
Luciana consternada por aquella reacción
e invadida por la certeza de un amor le acaricia la mejilla para
tranquilizarlo. –Tan solo viajare a la capital por algunos días, tengo que
atender unos asuntos familiares-
Gerard deja salir un fuerte
suspiro de alivio y descansa su frente en la de Luciana. El temor de pensar que ella renunciaba a su
relación lo deja por un segundo sin fuerzas y lentamente se repone con la
caricia de Luciana en su rostro. –Creí que me dejarías. Que no estabas
dispuesta a amarme- Le susurra
explicándole su miedo.
-¿Por qué crees que haría algo
como eso?- Le pregunta confundida tomando su cara con ambas manos y buscando su
mirada. -¿Acaso no sientes mi amor por ti?-
Gerard le sostiene la mirada sin
saber si es adecuado darle la explicación y contarle como fue advertido por
Petra, el doctor Almenares y la mismísima Abril sobre la reticencia de ella
para enamorarse. Como si el amor fuera para ella un obstáculo en su vida.
-Claro que lo siento. Solo tengo
miedo de perderte- Se limita a responder vaciando con su mirada todo el amor
que ella logro encender en él. – Parece
que eres una chica difícil- Agrega con una sonrisa triste.
Luciana le regala una sonrisa compasiva
imaginando la causa de su temor. Piensa que probablemente él ha sido advertido
sobre la “fóbica al amor” como algunas personas
la llaman. Solo espera que quienes lo hayan hecho no utilizaran aquella
expresión. – Pues felicitaciones señor, tiene entre sus brazos a la chica más
difícil de esta ciudad- Agrega rodeándole el cuello con los brazos.
Gerard sonríe y asiente suavemente como agradeciendo
por la felicitación. – Muchas gracias señorita, pero en mi país las
felicitaciones se acompañan de un beso- Agrega
levantando u ceja de manera picara. Luciana se burla de él soltándolo y
escapándose de su agarre.- Entonces es una fortuna que no estemos en su país,
porque en este las palabras son
suficientes- Responde agitando su mano fingiendo desdén.
Gerard niega con la cabeza, pero complacido por el
ingenio de su chica sonríe y le da una sugerencia con voz muy sugestiva,
respaldada por ese acento francés que hace que las sensaciones que ella
percibió al verlo desnudo se intensifiquen. – Es bueno aprender nuevas
costumbres. Más aun de un país que piensas visitar- Responde mientras da un paso hacia ella.
Luciana
comienza a caminar en sentido contrario para alejarse sin darse cuenta que se
adentra más en la habitación, ya que sus ojos se encuentran clavados en los de
él. –Usted lo ha dicho señor. El que piense visitarlo no significa que pueda
hacerse realidad- Responde aun con fingido desdén, pero con una suavidad en la
voz que ella misma desconoce. La voz de una mujer que inicia un juego de seducción.
-Yo podría
llevarte-
-¿Y por qué
haría algo como eso?-
-Creo que en
este mismo momento haría lo que fuera por un beso suyo- Responde justo
cuando Luciana logra interponer entre
ambos una silla. Ella sonríe y expone de manera significativa su labio inferior
mientras levanta una ceja. Como quien se
apodera de alguna información privilegiada.
- Es bueno
saber que tengo tanto poder. Podría aprovecharme de usted señor-
-Nada me haría
más feliz señorita- La endemoniada sonrisa vuelve a aparecer en el rostro de
Gerard y Luciana tiene que reunir toda
su fuerza para que su cerebro logre formular una respuesta a tan sugerente
idea.
-No soy muy
buena aprovechándome de alguien. Nunca antes lo hice- las palabras de Luciana suenan más serias
dándole la importancia al verdadero significado de estas en el trasfondo de la
conversación. Gerard entiende lo que ella trata de transmitirle y aunque
en realidad nunca pensó que una mujer se debería valorar por su
virginidad, agradece infinitamente saber que tan bella obra de la naturaleza
continua inexplorada.
-No me
importaría no ser el primero, pero espero que sea la última persona de la cual
se aprovecha señorita- Sus ojos y sus
palabras transmiten una súplica amorosa tan dulce que Luciana no puede evitar sonreír aliviada. Gerard la
alcanza y le toma las manos.
*-Merci pour
donner de l'amour. Je t'aime Luciana- Susurra suavemente.
Luciana cree
reconocer dos palabras importantes en aquella frase, pero antes de poder preguntar su significado, siente
sobre sus labios la tibieza del aliento de Gerard que detiene a milímetros de su boca la de él,
esperando la autorización para un beso. Ella agradecida por el respeto que le
demuestra al esperar un consentimiento
le pide un último favor antes de entregarse a la miel del deseo envolviéndole
el cuello con los brazos.
Se funden en
un abrazo mientras sus bocas inician la danza de lenguas con roces suaves y
succiones leves de labios. Se exploran sin prisa y sin recelo de ser
descubiertos. Entregados a la necesidad
de fortalecer su amor con las caricias que solo las bocas expresan. La humedad
del pecho de Gerard y las gotas que aun descienden de su pelo, mueren en la
suave y delicada tela del vestido de Luciana evidenciando la falta de un corsé,
ya que sus pezones señalan su excitación.
Gerard que en
toda la mañana no pudo aplacar el deseo, siente como de nuevo este se apodera
de él. Lleva su mano hasta el cuello de
Luciana y suavemente la desliza por su pecho hasta llegar a su turgente seno. Ella da un respingo sorprendida y detiene el beso. Lo mira asustada con la
mente nublada por primitivos deseos y negaciones. El comprende su temor y le
besa la nariz.
-Somos
nosotros mi diosa. Pero solo te hare mía si tú lo deseas-
-Tengo miedo-
-Lo entiendo-
Susurra suavemente casi resignado a una negación, pero alimentado por la
cercanía y el aroma a fruta y miel que emana del cuerpo de Luciana.
-¿Me amas?-
Pregunta ella para asegurarse de haber entendido algo de aquellas palabras. Pero
principalmente para poder validar la
entrega de su cuerpo y de su amor.
-Creo que
desde que te vi en la playa. ¿Y tú?-
-Te odie-
-¿Me odiaste?-
-Sí, porque en
el fondo sabía que me harías amarte- Responde en un quejido y se entrega
nuevamente a los brazos de Gerard que la sostienen con mayor fuerza mientras
sus bocas le dan el rienda suelta al amor,
y al inicio de un siempre.
Gerard la
levanta y la lleva a la cama cuidando de
no descargar en ella todo el peso de su cuerpo. Desea asegurarse que todas las
sensaciones sean para ella gratificantes, pero sobre todo para que ninguna incomodidad se aloje en el
recuerdo tan sagrado en el que se convierte la primera vez. Luciana se olvida de la razón y permanece
inmóvil permitiendo que el deseo materialice el amor que siente por Gerard, dejando
que con sus labios, él le recorra el cuello mientras con una de sus manos libres
desliza una manga de su hombro liberando un seno del vestido. Gerard llega hasta el y con una suave lamida a
su pezón envía a Luciana a un nuevo
mundo de sensaciones gratificantes.
Ella invadida
de placer toma entre sus manos la cabeza de Gerard y lo dirige hasta su otro
seno, ansioso de tan sublimes atenciones. Él se relaja aún más, complacido por
la entrega irreversible de Luciana y lo acaricia con su boca, fortaleciéndole
la excitación con un suave mordisco a lo
que ella responde con un quejido de satisfacción que se convierte en música en
los oídos de Gerard. Luego Se aventura a
acariciarle las piernas subiéndole el vestido, y es sorprendido por la impetuosidad
de Luciana que en un ágil movimiento lo empuja de la cama mientras se deshace
de su vestido rodándolo por su cabeza. Gerard
observa sentado desde el suelo con gran fascinación los senos libres de Luciana que se encuentra
sentada sobre la cama mientras lo observa con el rostro sonrojado y la respiración
agitada. Le regala una sonrisa tímidamente culpable y le extiende la mano para
invitarlo a subir nuevamente, Él la toma besándole el dorso y luego la palma,
subiendo con suaves besos por su brazo mientras escala nuevamente en la cama.
Luciana se recuesta de nuevo ansiosa de
seguir experimentando las reacciones de su cuerpo. Gerard se concentra una vez más en saborear
sus senos mientras que ella le acaricia
la espalda. El responde con un quejido que limita entre el placer y el tormento,
ya que es la primera vez en cuatro años que se permite la caricia de una mujer
diferente a Abigail, y se sorprende de saber que su recuerdo no es un impedimento
para seguir amando a su bella diosa.
Se desliza con
su boca por el abdomen de Luciana hasta
llegar al ombligo donde su lengua juega con el, enviándole un mensaje subliminal
a su entrepierna con dicho estimulo. Ella
lucha con la vergüenza y el deseo mientras Gerard le retira las sencillas
pantis blancas de algodón que cubre más de lo necesario. Él le ancla los ojos mórbidamente y se
humedece el labio inferior deseando besarla y prepárala para su intrusión en
tan majestuosa virtud, mientras ella abre sus mulos acoplándose naturalmente
para recibir el placer de boca de
Gerard.
El toma una de sus piernas y la coloca sobre su
hombro y entre besos ascendentes le susurra suaves palabras que son indescifrables
para el sofocado cerebro de Luciana.
Luego se sumerge
en su candor inmaculado donde su lengua y labios son los invitados a un clítoris
anfitrión. Ella se retuerce de placer pero sus ojos continúan enfocados en ese
rostro pleno que se pierde en el paraíso de su intimidad y entre abre la
boca como si una extensión de ese beso se
congelara en sus labios.
Sus manos
libres y diestras se encargan de sus senos, apretándolos suavemente mientras se
va perdiendo en enmarañadas sensaciones. Gerard saborea su candidez mientras observa con admiración la sensualidad con la
que Luciana se derrite en su boca. Esta más que listo para introducirse en ella
y marcarla como suya, pero espera el momento adecuado y con una mano
comienza a deshacerse del pantalón.
Luciana se
enciende cada vez más. Sus manos aferradas a la sabana como quien se aferra a la vida, se
preparan para ser el soporte de ese eclipse de satisfacion que comienza a
formarse en su interior, hasta que Gerard con un fino movimiento de su lengua, la hace estallar en placer y feminidad.
Aprovecha que
ella todavía está perdida en la sensación
para introducirse con determinación. Luciana apenas logra sentir algo de
incomodidad ya que su placer pulsante
aun no la abandona. Él le toma el rostro entre sus manos para observarla.
-¿Estas bien?-
susurra con la voz agitada.
-Mucho- Responde
ella igualmente agitada pero con una
sonrisa.
Gerard cierra
los ojos complacido y se concentra en sacar lo mejor de él sin lastimarla. Inicia
empujando suavemente en su interior sin deslizarse fuera de ella. Esperando que
se acostumbre a su presencia, pero también lo hace para
comprimir su clítoris con el pubis y llenarla de deseo nuevamente. Luciana
se hace consiente del dolor cuando su clítoris se relaja. Pero a medida que él se mueve con suavidad, experimenta una vez más el deseo que choca
contra ella. Lo abraza con las piernas impulsándolo para que se estrelle con
ese pequeño punto al que ella le restó importancia pero que él había convertido
en el más satisfactorio. Ambos luchan para evitar que el dolor se adueñe de la
escena, y lo logran cuando Luciana comienza a tensionarse reconociendo el inminente
estallido. Gerard se acelera perdido en deseo cuando ella gime de placer y con el último destello de razón
sale de su interior para estrellarse con su pene en el clítoris y derramarse en
el pubis de Luciana.
Ambos descienden
de su Nirvana pero permanecen fundidos en un abrazo enmarañado de manos y
piernas. Se contemplan mientras tratan
de llevar suficiente aire a sus pulmones y se reconocen en la mirada la
felicidad de la primera vez.
*Merci pour Donner de l'amour. Je t'aime Luciana: Gracias por devolverme el amor. te amo Luciana.
*Merci pour Donner de l'amour. Je t'aime Luciana: Gracias por devolverme el amor. te amo Luciana.
*vous êtes une déesse. une belle femme : Usted es una diosa. Una hermosa mujer.
Oh por duos oh por dios.... Q hermosa entrega... Te superas a ti.misma amiga.. Creo q de todas las primeras veces q he leido eata me ha dejado marcada. Felicitaciones amiga y con ansias espero el sig capitulo ya lo sabes. Te quiero....
ResponderBorrar<3 Team Gerald <3
Hola querida Farley!!!! que ALEGRIA volverte a leer, no sabes cuánto te he esperado, me dejaste comiendo ansias, y hoy que te reencuentro me he leído los 3 capítulos de una sóla vez, y la verdad es que te has SUPERADO!!!! este último capítulo fue ESPECTACULAR!!!!! me SUPERENCANTO!!!! fue bello, que bien escribes amiga, me encanta tu historia y cada vez se pone mejor. Lamento mucho tu pérdida, pero que bueno que seguiste escribiendo, porque esto te distrae de la mejor manera que es escribir, y aunque el dolor de la misma no desaparece por completo, te distrae por lo menos, así que ANIMO AMIGA!!!! nosotras tus lectoras fieles estamos contigo, y te esperamos cada semana. Un fuerte abrazo.
ResponderBorrarcreo que tu descripcion de la entrega es muy hermosa de verda te felicito
ResponderBorrares perfecta hay tanto amor y tanta entregay cuidado de parte de el que es inegable enamorarce de el y descear que esten juntos para siempre un beso