Translate

domingo, 2 de marzo de 2014

CAPITULO 9



Cedric no entiende de quien habla Gerard y mucho menos porque esta tan molesto.   Se rompe la cabeza tratando de recordar los nombres de las prostitutas y aunque  ya conoce íntimamente a su personal femenino, no sabe sus nombres. Las reconoce más fácilmente por el tamaño y forma de sus senos que por sus rostros. Podría pedirle que se los describa y el inmediatamente lograría identificarla, pero la actitud agresiva de Gerard le advierte que no es muy buena idea.

-¿cómo que quien es esa?-  Réplica Gerard exasperado apenas conteniendo la furia. 

- Lo siento,  pero no las reconozco por sus.......nombres- La voz de Cedric continúa siendo cautelosa, mientras que Gerard comprende cuál es su metodología patentada de reconocimiento. La sola idea de que Cedric asocie a su diosa de agua con los fantásticos senos que él mismo vislumbro lo saca de sus cabales. Se abalanza hacia él y lo toma por su camisa, haciendo que algunos de sus botones  vuelen por los aires.

-Eres un maldito hijo de puta-  Gruñe Gerard resoplando como toro embravecido.

- Cálmate- Lo empuja Cedric tirándolo de nuevo a la cama - ¿Estás loco?¿Qué te pasa?-Agrega organizando se la camisa y consternado de ver a su pacífico amigo fuera de sus ropas.

-¡Esa mujer es la que me volverá loco!-   Se queja Gerard y se toma la cabeza entre las manos. Está al borde de abismo por los celos y no sabe cómo manejarlos ya que nunca antes en su vida había experimentado un sentimiento como ese.

- ¿Qué quieres decir? ¿Acaso la mujer que te tiene por las nubes es una de mis putas?-

Gerard levanta la mirada y la clava en la de Cedric transmitiéndole su amargura. Tan solo puede asentir antes de cerrar sus ojos y tumbarse de espaldas. Maldice su suerte por encontrar una mujer que le despierta sentimientos tibios y dulces en el pecho, pero que lastimosamente es una mujer que vendé su cariño. Cedric finalmente comprende la realidad que atormenta a su amigo y se compadece de él.  Saca del bolsillo un tabaco, se sienta a su lado en la cama y coloca los codos sobre sus rodillas. Clava su mirada en el balcón sin saber que decir ni cómo manejar la situación mientras juega con el tabaco sin encender en sus manos. Se quedan así por algunos minutos hasta que Cedric busca una salida.

-¿Deseas que la despida?-

-¿Y que ganaría con eso? buscaría trabajo en otra parte y no le sería difícil conseguirlo-

-¿Entonces qué quieres hacer?-

 Gerard se queda evaluando sus opciones con la mirada perdida en el techo. Sabe que no le será fácil tan solo ignorar la situación y olvidarla. Necesita más de su diosa y cree que  tal vez cuando su hambre por ella sea saciada  encontrara el sosiego para su deseo y corazón. Se sienta nuevamente adoptando la misma postura que Cedric.

- La quiero solo para mi servicio Cedric. Nadie podrá acceder a ella hasta que yo lo diga. Quiero que me espere todas las noches a las once. No puede saber que también soy dueño y no me puede hablar - Aunque nunca lo ha dicho abiertamente sabe que  Cedric conoce cuál es su técnica de satisfacción utilizada en cuba. Las prostitutas se postraban de rodillas, con los senos expuestos, las manos en la espalda y la boca abierta. Una vez satisfecho ella debe retirarse sin pedir nada más de él. Pero quiere asegurarse de que Cedric le de las instrucciones adecuadas sobré una posible conversación, porque sabe que no sería fácil resistirse a ella. El piensa que no es   honorable traicionar la memoria de su Abigail después de tantos años adorando el cuerpo de una  prostituta más.

- Está bien, haré que organicen un cuarto solo para ella en el que puedas ir a tu antojo. Me asegurare de pagarle lo mismo que gane la chica que mejor noche tenga, de esa manera no intentará escabullirse y ofrecer sus servicios para obtener más dinero-

-Tampoco quiero que salga a ofrecer sus servicios-

-Lo entiendo, es solo para ti hasta que te canses. Pero ahora dime quien es para hacer los arreglos está misma noche-

- Ya te lo dije, es la niña Lu- Gruñe.

-Y yo ya te dije que aún no las conozco por sus nombres-

- Es blanca con la piel tersa y suave como la de la más fina muñeca de porcelana. Su cabello es largo, sedoso a simple vista, y semejante a una noche sin estrellas. Los ojos de animal salvaje que te hipnotizan, un cuerpo de elegantes curvas y una boca de  lujuria- Mientras Gerard describe a su diosa pecadora Cedric va frunciendo el ceño con cada palabra. Primero por aquella descripción tan romántica y segundo porque no coincide con ninguna de sus trabajadoras.

- Por dios Gerard, si yo tuviera una sola mujer como esa que describes,  tendría el mejor de los burdeles. Las tengo feas o gordas, también apestosas o pasaditas de años. Ninguna es tan completa como la tal niña Lu-

- Es tu puta fina. La de servicio para ricos-  Añade con tono seco.

-¿fina? ¡Si todas son tan corrientes y ordinarias como sus calzones de fique!-

- ¡Que Dios me ayude Cedric!- Exclama Gerard exasperado.  - ¡La vi salir anoche del burdel cuando iba a venderse en el hospital disfrazada con una túnica de sacerdote!

Cedric regresa en el tiempo hasta la noche anterior. Busca en sus recuerdos alguna mujer que le pidiera autorización para salir a trabajar por fuera del burdel. Solo recuerda a dos de ellas que salieron hacia las troneras, pero ninguna era remotamente parecida a la mujer que su amigo describía. De repente la túnica se convierte en la evidencia para des cubrir la misteriosa mujer.


Recuerda que la intrépida vendedora de flores llevaba una túnica para ocultar su identidad la noche anterior cuando negociaron los precios de los ramos. La descripción que su amigo hacía coincidía perfectamente con la imagen de la bella Luciana.

-Oh por Dios, tú hablas de la vendedora de flores-Logra decir antes de estallar en una carcajada. Se tumba en la cama dando rienda suelta a la diversión por la ridícula confusión en la que se encontraba el tonto de su compañero. Su euforia es tal, que hace que pequeñas lágrimas salgan de sus ojos, mientras que él se lleva las manos al estómago y rueda por la cama mientras ríe.

-Sí, creo que ese es oficio de día. Una buena fachada para una puta fina-Murmura Gerard decepcionado. – Y basta ya,  no te burles más. Es doloroso para mí. Sé que Es una zorra muy astuta-

Cedric lucha por retomar el control de su eufórica risa  para aclarar la situación, aunque le gustaría jugar un poco con su amigo antes de sacarlo de su miseria. Sin embargo, se apiada de él y se sienta nuevamente en la cama tomando una respiración profunda, Se limpia las lágrimas de sus mejillas con el dorso de la mano Y si aclara la garganta para poder darle la buena noticia.

-Me alegra decirte que no es una zorra astuta y mucho menos una prostituta-Le da pequeños golpecitos en el hombro antes de levantarse y tomar del suelo la botella vacía de  vino. - Es una vendedora de flores que llegó anoche a mi despacho para negociar el precio de los arreglos florales para el burdel. Solo se disfrazó para no ser reconocida-  Agrega depositando la botella en la cesta de basura.

Gerard se levanta como un resorte.  No puede creer lo que sus oídos escuchan y quiere cerciorarse de que no lo engañan, por lo que  se levanta y toma nuevamente a Cedric por un brazo haciendo que se gire  para que lo mire a los ojos y le reconfirme.

-¿Está seguro de lo que  dices?- Pregunta receloso. No quiere albergar la ilusión de que ella sea una mujer decente para que luego vuelva a caer por la decepción.

-Claro que sí, y déjame decirte que no es una zorra pero sí una mujer muy astuta-  Contesta  encogiéndose de hombros para soltarse.

La incredulidad y la emoción no le caben en el pecho a Gerard. Las palabras de Cedric son como un bálsamo que le desenreda el caos en su corazón. Su cuerpo se libera de un peso enorme a sus espaldas y se siente tan liviano que sus pies por poco se levantan del suelo. Pero su dicha dura poco cuando se da cuenta del daño que le causaría a su diosa el insulto de confundirla con una prostituta. El terror se adueña de sus ojos  al dimensionar lo que su error le haría pagar, ya que probablemente ella no le perdonaría una ofensa de tan grandes magnitudes.


-¡Merde, merde, merde!*-  Se queja en perfecto francés llevándose las manos a la cabeza y doblando sus piernas hasta quedar de cuclillas.  Desea que la tierra se abra para  poder caer por ella y enterrarse de una vez por todas. Cedric queda más confundido con aquella reacción. Pensaba que sería la mejor noticia para Gerard, pero pareciera que es aún peor que la absurda idea de que ella fuera una trabajadora del burdel.

-¿Ahora qué demonios te pasa?-   Pregunta extenuado.

-Pasa que soy un tonto. ¡Un maldito idiota como ella piensa!- Gerard se levanta y comienza a caminar de un lado para el otro con una mano en la cintura y la otra tomándose la barbilla.

-¿Vez? Te lo dije, es muy astuta. Ya  descubrió que eres un idiota – Se burla  Cedric sentándose  en la cama y tomando sus botas para retirárselas.  Se acuesta  con una sonrisa por la gracia de su broma, pero Gerard tan solo le devuelve una mirada asesina.

-¡Cedric!- Lo reprende. No está para bromas en ese momento. Necesita una solución a su metida de patas.

-Está bien, cálmate- Replica levantando las manos como símbolo de rendición. – ¿Por qué cree ella que eres un idiota?- Se corrige pero su tono continúa siendo burlón.

-Porque la he ofendido-  Responde cerrado los ojos y haciendo una mueca de dolor por la vergüenza que le produce tan solo decirlo.

-¡¿Como que la ofendiste?!- El tono de Cedric cambia inmediatamente al igual que su postura. Levantándose de la cama indignado por la confesión de Gerard. Su extraño instinto protector deja de pertenecer a su amigo para ser entregado a Luciana.

-Es que la vi salir del burdel y pensé que era una ramera. Trate de manejarlo pero no podía. ¡Estaba loco de celos!-  Trata de excusarse y entregar una justificación. La actitud de Cedric hace que lo vea como el padre que está defendiendo el honor de su hija. No entiende porqué, pero agradece ser reprendido por su idiotez. 

-¡Por Dios Gerard, ella tiene razón, eres un maldito idiota!-

-Lo sé, y eso me está matando. Ayúdame  ¿qué debo hacer?-

-Nada, tan sólo aprender a vivir con ello y olvídala- La sentencia de Cedric tiene la determinación de un juez impartiendo la pena de muerte.

-¿Ese es tu  consejo? Acaso no vez la pena que me mata. ¡Necesito hablar con ella! -  Exclama Gerard horrorizado al ver la frialdad con que lo trata su mejor y único amigo. –Apiádate de mí- suplica en un susurro.

- Más pena tengo por Luciana que por ti -

-¿Luciana?- pregunta en voz baja, fascinado por descubrir el nombre de su diosa.

- Sí, ese es su nombre- Responde Cedric en un tono más conciliador cuando le ve la mirada ilusionada. Acepta que su amigo puede ser un idiota pero nunca un hombre mal intencionado.

-Llévame a ella, necesito hablarle- implora acercándose a él.

-No puedo. No sé dónde vive-  vuelve a la cama y se acuesta dándole la espalda a Gerard.  Esta tan enojado que no desea ni mirarlo.

-Por favor. ¡Te lo suplico! -

-Ya te lo dije. No sé dónde vive, pero sé que el domingo estará en el mercado para entregar las flores del burdel-

-¿El domingo? ¡Pero sí apenas es martes, no puedo esperar cinco días!-

-Pues tendrás que hacerlo. El domingo ella entregará las flores con la dirección en la cual se entregará el pago-

-¡Pero me volveré loco con la espera!-

-Entonces busca algo para entretener tu mente. Además es mejor darle tiempo para que su indignación baje y te permita ofrecer una disculpa-

- Supongo que tienes razón- Se resigna Gerard  y suelta un suspiro. Debe actuar con inteligencia y no dejarse llevar por el deseo. Tal vez Martina conozca el lugar en donde encontrarla, pero la herida está demasiado reciente. Se sienta en su cama observándole la espalda a Cedric que aún se encuentra muy disgustado. -Debo darle tiempo mientras pienso con cabeza fría como disculparme- Agrega.

Cedric da la vuelta y se encuentra de nuevo con la mirada culpable de Gerard y le da un consejo que él no habría contemplado. -Dijiste que querías volver a la medicina. Tal vez presentándote como médico pueda hacer  que su corazón se ablande- murmura y esboza una sonrisa casi imperceptible. No cree que Luciana sea una de las mujeres que se deja deslumbrar por un título, pero sería un justo castigo para  Gerard que muriera en el intento.

Gerard alza las cejas sorprendido y responde con voz titubeante. -Tienes razón, mañana iré al hospital para ofrecer mi servicio y tal vez pueda verla-

-¿Y por qué la encontrarías en el hospital? –Pregunta bruscamente  y con algo de preocupación. La última vez que la vio estaba en perfectas condiciones, a menos que…….

-Porque allí fue donde la dejé luego de que saliera del burdel. Supongo que  cuidaba a algún familiar-  Le aclara inmediatamente al mostro que comienza a formarse en la cama, probablemente asumiendo que él le hizo algún tipo de daño. Cedric se relaja y fija su mirada en el techo.

-Ahí lo tienes. Sálvale a su ser querido y te vera como un príncipe y no como un connard*-

Gerard frunce los labios, y  reúne todas sus fuerzas  para no arremeter contra su amigo por el insulto. Toma una respiración profunda y se acuesta de nuevo en la cama repasando cada uno de los pasos que debe dar para recuperar a la diosa, como si alguna vez hubiera sido suya.

     _________________________________________________________________



Cuando Luciana abre sus ojos, lo primero que encuentra es la sonrisa picara de Scarlet que se encuentra sentada junto a ella.  No entiende como esta despierta, ya que generalmente es la que más duerme. Casi siempre debe sacudirla para que se levante, pero ahora está tan fresca como si hubiera descansado por semanas.

-Ya he dormido hermanita. ¡Ahora cuéntame más de ese hombre!-

-¡Oh por Dios!-  Se queja Luciana y toma la almohada de su cabeza para ponérsela sobre la cara y esconderse de la inquisición de su hermana. Scarlet se la retira del rostro y la lanza lejos al igual que las sabanas. Después se para en la cama y comienza a saltar haciendo que el cuerpo de Luciana se sacuda de arriba  abajo.

- ¡Arriba, arriba!- canta con cada salto. No se dará por vencida y utilizara cualquier herramienta para sacarle la verdad. Luciana se cubre el rostro con la palma de ambas manos y patalea  con la frustración que le provoca no poder evadir la conversación.

-Está bien, está bien- exclama resignada colocando fuertemente las manos a cada lado de su cuerpo y soltando un bufido. Scarlet se sienta con las piernas cruzadas, ambos codos sobre las rodillas y los dedos entrecruzados debajo de la barbilla. Esta ligeramente inclinada hacia ella ofreciéndole con una sonrisa tierna toda su atención. Luciana no se puede resistir y suelta una pequeña carcajada por la disposición de su hermana. Hecha una mirada al reloj y se da cuenta que son las dos de la tarde. Una hora más temprano de la que acostumbran a levantarse. Se sienta y con una respiración profunda comienza el relato tratando de ser lo más fría posible para no delatar el sentimiento que comienza a derribar las murallas de su corazón.

- Lo vi por primera vez en la playa luego de mi baño en el mar. Me asuste demasiado y salí corriendo. Creí que se aprovecharía de las circunstancias pero ahora que lo pienso fue muy amable y trataba de tranquilizarme-  El tono paciente de Luciana contrasta con la emoción en el rostro de Scarlet.

-¡Que caballero!-exclama Scarlet llevándose ambas manos al pecho como si quisiera  abrigar su corazón.

-Supongo- Responde Luciana encogiéndose de hombros-

- ¿Y la segunda vez? –

- Fue en la casa de Petra- Luciana se sonroja furiosamente al recordar la forma en la que lo encontró.- Por eso supongo que es un comerciante o marinero que se hospeda allí- Añade con voz ronca y entrecortada cuando el calor del rostro se le expande al resto del cuerpo, y las extrañas cosquillas se apoderan de su virtud, haciendo que tenga que apretar los muslos para desplazar la sensación.

-¿Qué?-Pregunta Scarlet sabiendo que hay algo más por la reacción de Luciana.

-¿Que de qué?-  intenta disimular.

-No juegues conmigo. Dime que paso allí-

Luciana toma otra respiración profunda para llenarse de valor y describir la escena. Sabe que Scarlet reconoce cuando miente y no podría sacársela de encima si no le cuenta la verdad.

-Sin querer lo encontré desnudo luego de su baño.- Murmura con voz quejumbrosa. Scarlet da un respingo y se lleva las manos al rostro cubriendo la nariz  boca. Se quedan así  unos segundos hasta que Scarlet  deja salir una pequeña risa traviesa que se convierte en una fuerte carcajada que contagia a Luciana, hasta que ambas terminan tumbadas en la cama sin poder detener  la euforia. Cuando finalmente se calman,  Luciana  le narra lo sucedido tratando de no escandalizar a su pequeña hermana con detalles poco decentes. Ella está acostumbrada a  ver hombres desnudos que se consumen en enfermedades, pero nunca había visto un semental de tan fina casta.


-¿Y la tercera vez fue anoche verdad?- Pregunta Scarlet para cambiar a una escena menos escandalosa en la cual se sienta más cómoda Luciana.

-Si- El tono de voz de esa respuesta le advierte que algo malo sucedió en ese encuentro.

-¿Y qué paso?- Pregunta con cautela y tomándola  de la mano.

-Lo vi en el burdel  y se comportó como un cretino conmigo- Refunfuña Luciana soltando su agarre y saliendo de la cama. Se dirige hacia el ropero para buscar un vestido antes de su baño, pero principalmente para ocultar el dolor que le causo el comportamiento de Gerard.

-Lo lamento- Susurra Scarlet.

-No importa. Porque ya no deseo volver a verlo- Miente tratando de convencerse a sí misma. Scarlet tan solo frunce los labios, pero cuando intenta decir algo mas es interrumpida por Atita que abre la puerta y entra llorando.

-¡Hay mis niñas, Mis niñas!- chilla  y cae de rodillas. –  ¡La señora no pudo con el dolor!

 _______________________________________________________________

* Merde: En francés se utilizan para todo, hasta para desearte suerte, o cuando se equivocan al hacer o decir algo.
*Connard: Tiene una connotación más insultante y despectiva, considerada más vulgar que la palabra “Con” que traduce imbécil.



NOTA DEL AUTOR

Gracias por leer esta historia a la cual le entregare mi corazón como a un  primer hijo. Igualmente agradezco sus comentarios ya que son el combustible que me empuja a continuar con esta creación.











8 comentarios:

  1. amiga mia dime q su mami no se murio porq se van a derrumbar... ese Cebric ya me lo imagino muerto de la risa y la cara de mi Gerald pobre pero lo tiene ganado por brutoooo!!! ahora q se espere hasta el domingo al igual q nosotros... pero no se porq siento q se encontraran antes.
    Sabes de sobra q me encanta lo q escribes y q capitulo a capitulo estoy mas entrada y fiel a la historia. te quiero amiga nos escribimos pronto

    besitos

    ResponderBorrar
  2. Dios espero que no le pase nada a la madre menos mal que GErald sabe ya la verdad aver que pasa en el siqiente capitulo enganchadisima estoi ala historia

    ResponderBorrar
  3. MUY BUEN CAPITULO FARLEY !!!

    AL FIN SE DIO CUENTA QUE ERA UN CONNARD hahahaha
    se lo merece !

    Ya quiero el capitulo 10 !!!!!!

    Besos !

    ResponderBorrar
  4. que lastima lo de su madre me gusto mucho el capitulo un beso y esperando por mas gracias

    ResponderBorrar
  5. Muy buen capitulo!!!!
    Ya quiero mas....
    Que risa,con Gerald.
    Saludos ;)

    ResponderBorrar
  6. Si la enferma esta viva y la salva el buen doctor gana puntos, seguro se le olvida a luciana la groseria con ella,es bella la novela farley es diferente y me encanta gracias por darnos un ratico de tu tiempo madre un beso.

    ResponderBorrar
  7. Me encantó!!!!!! y como siempre me dejas con ganas de seguir leyendo, por eso siento tan cortittiittos los capítulos, pero la verdad es que tu historia es Súper!!!, así que tocará seguir esperando hasta el próximo verdad? un fuerte abrazo.

    ResponderBorrar