Cedric no entiende de quien habla
Gerard y mucho menos porque esta tan molesto.
Se rompe la cabeza tratando de recordar los nombres de las prostitutas y
aunque ya conoce íntimamente a su
personal femenino, no sabe sus nombres. Las reconoce más fácilmente por el
tamaño y forma de sus senos que por sus rostros. Podría pedirle que se los
describa y el inmediatamente lograría identificarla, pero la actitud agresiva
de Gerard le advierte que no es muy buena idea.
-¿cómo que quien es esa?- Réplica Gerard exasperado apenas conteniendo
la furia.
- Lo siento, pero no las reconozco por sus.......nombres-
La voz de Cedric continúa siendo cautelosa, mientras que Gerard comprende cuál
es su metodología patentada de reconocimiento. La sola idea de que Cedric
asocie a su diosa de agua con los fantásticos senos que él mismo vislumbro lo
saca de sus cabales. Se abalanza hacia él y lo toma por su camisa, haciendo que
algunos de sus botones vuelen por los
aires.
-Eres un maldito hijo de
puta- Gruñe Gerard resoplando como toro embravecido.
- Cálmate- Lo empuja Cedric
tirándolo de nuevo a la cama - ¿Estás loco?¿Qué te pasa?-Agrega organizando
se la camisa y consternado de ver a su pacífico amigo fuera de sus ropas.
-¡Esa mujer es la que me volverá loco!- Se queja Gerard y se toma la cabeza entre
las manos. Está al borde de abismo por los celos y no sabe cómo manejarlos ya
que nunca antes en su vida había experimentado un sentimiento como ese.
- ¿Qué quieres decir? ¿Acaso la
mujer que te tiene por las nubes es una de mis putas?-
Gerard levanta la mirada y la
clava en la de Cedric transmitiéndole su amargura. Tan solo puede asentir antes
de cerrar sus ojos y tumbarse de espaldas. Maldice su suerte por encontrar una
mujer que le despierta sentimientos tibios y dulces en el pecho, pero que
lastimosamente es una mujer que vendé su cariño. Cedric finalmente comprende la
realidad que atormenta a su amigo y se compadece de él. Saca del bolsillo un tabaco, se sienta a su
lado en la cama y coloca los codos sobre sus rodillas. Clava su mirada en el balcón
sin saber que decir ni cómo manejar la situación mientras juega con el tabaco
sin encender en sus manos. Se quedan así por algunos minutos hasta que Cedric
busca una salida.
-¿Deseas que la despida?-
-¿Y que ganaría con eso? buscaría
trabajo en otra parte y no le sería difícil conseguirlo-
-¿Entonces qué quieres hacer?-
Gerard se queda evaluando sus opciones con la
mirada perdida en el techo. Sabe que no le será fácil tan solo ignorar la
situación y olvidarla. Necesita más de su diosa y cree que tal vez cuando su hambre por ella sea
saciada encontrara el sosiego para su
deseo y corazón. Se sienta nuevamente adoptando la misma postura que Cedric.
- La quiero solo para mi servicio
Cedric. Nadie podrá acceder a ella hasta que yo lo diga. Quiero que me espere
todas las noches a las once. No puede saber que también soy dueño y no me puede
hablar - Aunque nunca lo ha dicho abiertamente sabe que Cedric conoce cuál es su técnica de satisfacción
utilizada en cuba. Las prostitutas se postraban de rodillas, con los senos
expuestos, las manos en la espalda y la boca abierta. Una vez satisfecho ella
debe retirarse sin pedir nada más de él. Pero quiere asegurarse de que Cedric
le de las instrucciones adecuadas sobré una posible conversación, porque sabe
que no sería fácil resistirse a ella. El piensa que no es honorable traicionar la memoria de su Abigail
después de tantos años adorando el cuerpo de una prostituta más.
- Está bien, haré que organicen
un cuarto solo para ella en el que puedas ir a tu antojo. Me asegurare de
pagarle lo mismo que gane la chica que mejor noche tenga, de esa manera no
intentará escabullirse y ofrecer sus servicios para obtener más dinero-
-Tampoco quiero que salga a
ofrecer sus servicios-
-Lo entiendo, es solo para ti
hasta que te canses. Pero ahora dime quien es para hacer los arreglos está
misma noche-
- Ya te lo dije, es la niña Lu-
Gruñe.
-Y yo ya te dije que aún no las conozco
por sus nombres-
- Es blanca con la piel tersa y
suave como la de la más fina muñeca de porcelana. Su cabello es largo, sedoso a
simple vista, y semejante a una noche sin estrellas. Los ojos de animal salvaje
que te hipnotizan, un cuerpo de elegantes curvas y una boca de lujuria- Mientras Gerard describe a su diosa
pecadora Cedric va frunciendo el ceño con cada palabra. Primero por aquella
descripción tan romántica y segundo porque no coincide con ninguna de sus
trabajadoras.
- Por dios Gerard, si yo tuviera
una sola mujer como esa que describes,
tendría el mejor de los burdeles. Las tengo feas o gordas, también
apestosas o pasaditas de años. Ninguna es tan completa como la tal niña Lu-
- Es tu puta fina. La de servicio
para ricos- Añade con tono seco.
-¿fina? ¡Si todas son tan
corrientes y ordinarias como sus calzones de fique!-
- ¡Que Dios me ayude Cedric!- Exclama
Gerard exasperado. - ¡La vi salir anoche
del burdel cuando iba a venderse en el hospital disfrazada con una túnica de
sacerdote!
Cedric regresa en el tiempo hasta
la noche anterior. Busca en sus recuerdos alguna mujer que le pidiera autorización para salir a trabajar por fuera del burdel. Solo recuerda a dos de
ellas que salieron hacia las troneras, pero ninguna era remotamente parecida a
la mujer que su amigo describía. De repente la túnica se convierte en la
evidencia para des cubrir la misteriosa mujer.
Recuerda que la intrépida
vendedora de flores llevaba una túnica para ocultar su identidad la noche
anterior cuando negociaron los precios de los ramos. La descripción que su
amigo hacía coincidía perfectamente con la imagen de la bella Luciana.
-Oh por Dios, tú hablas de la
vendedora de flores-Logra decir antes de estallar en una carcajada. Se tumba en
la cama dando rienda suelta a la diversión por la ridícula confusión en la que
se encontraba el tonto de su compañero. Su euforia es tal, que hace que
pequeñas lágrimas salgan de sus ojos, mientras que él se lleva las manos al
estómago y rueda por la cama mientras ríe.
-Sí, creo que ese es oficio de
día. Una buena fachada para una puta fina-Murmura Gerard decepcionado. – Y basta
ya, no te burles más. Es doloroso para
mí. Sé que Es una zorra muy astuta-
Cedric lucha por retomar el
control de su eufórica risa para aclarar
la situación, aunque le gustaría jugar un poco con su amigo antes de sacarlo de
su miseria. Sin embargo, se apiada de él y se sienta nuevamente en la cama
tomando una respiración profunda, Se limpia las lágrimas de sus mejillas con el
dorso de la mano Y si aclara la garganta para poder darle la buena noticia.
-Me alegra decirte que no es una
zorra astuta y mucho menos una prostituta-Le da pequeños golpecitos en el
hombro antes de levantarse y tomar del suelo la botella vacía de vino. - Es una vendedora de flores que llegó
anoche a mi despacho para negociar el precio de los arreglos florales para el
burdel. Solo se disfrazó para no ser reconocida- Agrega depositando la botella en la cesta de
basura.
Gerard se levanta como un
resorte. No puede creer lo que sus oídos
escuchan y quiere cerciorarse de que no lo engañan, por lo que se levanta y toma nuevamente a Cedric por un
brazo haciendo que se gire para que lo
mire a los ojos y le reconfirme.
-¿Está seguro de lo que dices?- Pregunta receloso. No quiere albergar
la ilusión de que ella sea una mujer decente para que luego vuelva a caer por
la decepción.
-Claro que sí, y déjame decirte
que no es una zorra pero sí una mujer muy astuta- Contesta
encogiéndose de hombros para soltarse.
La incredulidad y la emoción no
le caben en el pecho a Gerard. Las palabras de Cedric son como un bálsamo que
le desenreda el caos en su corazón. Su cuerpo se libera de un peso enorme a sus
espaldas y se siente tan liviano que sus pies por poco se levantan del suelo.
Pero su dicha dura poco cuando se da cuenta del daño que le causaría a su diosa
el insulto de confundirla con una prostituta. El terror se adueña de sus
ojos al dimensionar lo que su error le
haría pagar, ya que probablemente ella no le perdonaría una ofensa de tan
grandes magnitudes.
-¡Merde, merde, merde!*- Se queja en perfecto francés llevándose las
manos a la cabeza y doblando sus piernas hasta quedar de cuclillas. Desea que la tierra se abra para poder caer por ella y enterrarse de una vez
por todas. Cedric queda más confundido con aquella reacción. Pensaba que sería
la mejor noticia para Gerard, pero pareciera que es aún peor que la absurda
idea de que ella fuera una trabajadora del burdel.
-¿Ahora qué demonios te pasa?- Pregunta extenuado.
-Pasa que soy un tonto. ¡Un
maldito idiota como ella piensa!- Gerard se levanta y comienza a caminar de un
lado para el otro con una mano en la cintura y la otra tomándose la barbilla.
-¿Vez? Te lo dije, es muy astuta.
Ya descubrió que eres un idiota – Se
burla Cedric sentándose en la cama y tomando sus botas para
retirárselas. Se acuesta con una sonrisa por la gracia de su broma,
pero Gerard tan solo le devuelve una mirada asesina.
-¡Cedric!- Lo reprende. No está
para bromas en ese momento. Necesita una solución a su metida de patas.
-Está bien, cálmate- Replica
levantando las manos como símbolo de rendición. – ¿Por qué cree ella que eres
un idiota?- Se corrige pero su tono continúa siendo burlón.
-Porque la he ofendido- Responde cerrado los ojos y haciendo una mueca
de dolor por la vergüenza que le produce tan solo decirlo.
-¡¿Como que la ofendiste?!- El
tono de Cedric cambia inmediatamente al igual que su postura. Levantándose de
la cama indignado por la confesión de Gerard. Su extraño instinto protector
deja de pertenecer a su amigo para ser entregado a Luciana.
-Es que la vi salir del burdel y
pensé que era una ramera. Trate de manejarlo pero no podía. ¡Estaba loco de celos!- Trata de excusarse y entregar una
justificación. La actitud de Cedric hace que lo vea como el padre que está
defendiendo el honor de su hija. No entiende porqué, pero agradece ser
reprendido por su idiotez.
-¡Por Dios Gerard, ella tiene
razón, eres un maldito idiota!-
-Lo sé, y eso me está matando.
Ayúdame ¿qué debo hacer?-
-Nada, tan sólo aprender a vivir
con ello y olvídala- La sentencia de Cedric tiene la determinación de un juez
impartiendo la pena de muerte.
-¿Ese es tu consejo? Acaso no vez la pena que me mata. ¡Necesito
hablar con ella! - Exclama Gerard
horrorizado al ver la frialdad con que lo trata su mejor y único amigo.
–Apiádate de mí- suplica en un susurro.
- Más pena tengo por Luciana que por ti -
-¿Luciana?- pregunta en voz baja,
fascinado por descubrir el nombre de su diosa.
- Sí, ese es su nombre- Responde
Cedric en un tono más conciliador cuando le ve la mirada ilusionada. Acepta que
su amigo puede ser un idiota pero nunca un hombre mal intencionado.
-Llévame a ella, necesito
hablarle- implora acercándose a él.
-No puedo. No sé dónde vive- vuelve a la cama y se acuesta dándole la
espalda a Gerard. Esta tan enojado que
no desea ni mirarlo.
-Por favor. ¡Te lo suplico! -
-Ya te lo dije. No sé dónde vive,
pero sé que el domingo estará en el mercado para entregar las flores del burdel-
-¿El domingo? ¡Pero sí apenas es
martes, no puedo esperar cinco días!-
-Pues tendrás que hacerlo. El
domingo ella entregará las flores con la dirección en la cual se entregará el
pago-
-¡Pero me volveré loco con la
espera!-
-Entonces busca algo para
entretener tu mente. Además es mejor darle tiempo para que su indignación baje y
te permita ofrecer una disculpa-
- Supongo que tienes razón- Se
resigna Gerard y suelta un suspiro. Debe
actuar con inteligencia y no dejarse llevar por el deseo. Tal vez Martina
conozca el lugar en donde encontrarla, pero la herida está demasiado reciente.
Se sienta en su cama observándole la espalda a Cedric que aún se encuentra muy
disgustado. -Debo darle tiempo mientras pienso con cabeza fría como disculparme-
Agrega.
Cedric da la vuelta y se
encuentra de nuevo con la mirada culpable de Gerard y le da un consejo que él
no habría contemplado. -Dijiste que querías volver a la medicina. Tal vez presentándote
como médico pueda hacer que su corazón
se ablande- murmura y esboza una sonrisa casi imperceptible. No cree que
Luciana sea una de las mujeres que se deja deslumbrar por un título, pero sería
un justo castigo para Gerard que muriera
en el intento.
Gerard alza las cejas sorprendido
y responde con voz titubeante. -Tienes razón, mañana iré al hospital para ofrecer
mi servicio y tal vez pueda verla-
-¿Y por qué la encontrarías en el
hospital? –Pregunta bruscamente y con
algo de preocupación. La última vez que la vio estaba en perfectas condiciones,
a menos que…….
-Porque allí fue donde la dejé
luego de que saliera del burdel. Supongo que
cuidaba a algún familiar- Le
aclara inmediatamente al mostro que comienza a formarse en la cama,
probablemente asumiendo que él le hizo algún tipo de daño. Cedric se relaja y
fija su mirada en el techo.
-Ahí lo tienes. Sálvale a su ser
querido y te vera como un príncipe y no como un connard*-
Gerard frunce los labios, y reúne todas sus fuerzas para no arremeter contra su amigo por el
insulto. Toma una respiración profunda y se acuesta de nuevo en la cama
repasando cada uno de los pasos que debe dar para recuperar a la diosa, como si
alguna vez hubiera sido suya.
_________________________________________________________________
Cuando Luciana abre sus ojos, lo
primero que encuentra es la sonrisa picara de Scarlet que se encuentra sentada
junto a ella. No entiende como esta
despierta, ya que generalmente es la que más duerme. Casi siempre debe
sacudirla para que se levante, pero ahora está tan fresca como si hubiera
descansado por semanas.
-Ya he dormido hermanita. ¡Ahora
cuéntame más de ese hombre!-
-¡Oh por Dios!- Se queja Luciana y toma la almohada de su
cabeza para ponérsela sobre la cara y esconderse de la inquisición de su
hermana. Scarlet se la retira del rostro y la lanza lejos al igual que las
sabanas. Después se para en la cama y comienza a saltar haciendo que el cuerpo
de Luciana se sacuda de arriba abajo.
- ¡Arriba, arriba!- canta con
cada salto. No se dará por vencida y utilizara cualquier herramienta para
sacarle la verdad. Luciana se cubre el rostro con la palma de ambas manos y
patalea con la frustración que le
provoca no poder evadir la conversación.
-Está bien, está bien- exclama
resignada colocando fuertemente las manos a cada lado de su cuerpo y soltando
un bufido. Scarlet se sienta con las piernas cruzadas, ambos codos sobre las
rodillas y los dedos entrecruzados debajo de la barbilla. Esta ligeramente inclinada
hacia ella ofreciéndole con una sonrisa tierna toda su atención. Luciana no se
puede resistir y suelta una pequeña carcajada por la disposición de su hermana.
Hecha una mirada al reloj y se da cuenta que son las dos de la tarde. Una hora más
temprano de la que acostumbran a levantarse. Se sienta y con una respiración profunda
comienza el relato tratando de ser lo más fría posible para no delatar el
sentimiento que comienza a derribar las murallas de su corazón.
- Lo vi por primera vez en la
playa luego de mi baño en el mar. Me asuste demasiado y salí corriendo. Creí
que se aprovecharía de las circunstancias pero ahora que lo pienso fue muy
amable y trataba de tranquilizarme- El
tono paciente de Luciana contrasta con la emoción en el rostro de Scarlet.
-¡Que caballero!-exclama Scarlet llevándose
ambas manos al pecho como si quisiera
abrigar su corazón.
-Supongo- Responde Luciana encogiéndose
de hombros-
- ¿Y la segunda vez? –
- Fue en la casa de Petra-
Luciana se sonroja furiosamente al recordar la forma en la que lo encontró.-
Por eso supongo que es un comerciante o marinero que se hospeda allí- Añade con
voz ronca y entrecortada cuando el calor del rostro se le expande al resto del
cuerpo, y las extrañas cosquillas se apoderan de su virtud, haciendo que tenga
que apretar los muslos para desplazar la sensación.
-¿Qué?-Pregunta Scarlet sabiendo
que hay algo más por la reacción de Luciana.
-¿Que de qué?- intenta disimular.
-No juegues conmigo. Dime que
paso allí-
Luciana toma otra respiración
profunda para llenarse de valor y describir la escena. Sabe que Scarlet
reconoce cuando miente y no podría sacársela de encima si no le cuenta la
verdad.
-Sin querer lo encontré desnudo
luego de su baño.- Murmura con voz quejumbrosa. Scarlet da un respingo y se
lleva las manos al rostro cubriendo la nariz boca. Se quedan así unos segundos hasta que Scarlet deja salir una pequeña risa traviesa que se
convierte en una fuerte carcajada que contagia a Luciana, hasta que ambas
terminan tumbadas en la cama sin poder detener
la euforia. Cuando finalmente se calman,
Luciana le narra lo sucedido
tratando de no escandalizar a su pequeña hermana con detalles poco decentes. Ella
está acostumbrada a ver hombres desnudos
que se consumen en enfermedades, pero nunca había visto un semental de tan fina
casta.
-¿Y la tercera vez fue anoche
verdad?- Pregunta Scarlet para cambiar a una escena menos escandalosa en la
cual se sienta más cómoda Luciana.
-Si- El tono de voz de esa respuesta
le advierte que algo malo sucedió en ese encuentro.
-¿Y qué paso?- Pregunta con
cautela y tomándola de la mano.
-Lo vi en el burdel y se comportó como un cretino conmigo-
Refunfuña Luciana soltando su agarre y saliendo de la cama. Se dirige hacia el ropero
para buscar un vestido antes de su baño, pero principalmente para ocultar el
dolor que le causo el comportamiento de Gerard.
-Lo lamento- Susurra Scarlet.
-No importa. Porque ya no deseo
volver a verlo- Miente tratando de convencerse a sí misma. Scarlet tan solo frunce
los labios, pero cuando intenta decir algo mas es interrumpida por Atita que abre
la puerta y entra llorando.
-¡Hay mis niñas, Mis niñas!-
chilla y cae de rodillas. – ¡La señora no pudo con el dolor!
* Merde: En francés se utilizan
para todo, hasta para desearte suerte, o cuando se equivocan al hacer o decir algo.
*Connard: Tiene una connotación
más insultante y despectiva, considerada más vulgar que la palabra “Con” que traduce imbécil.
NOTA DEL AUTOR
Gracias por leer esta historia a
la cual le entregare mi corazón como a un
primer hijo. Igualmente agradezco sus comentarios ya que son el
combustible que me empuja a continuar con esta creación.
amiga mia dime q su mami no se murio porq se van a derrumbar... ese Cebric ya me lo imagino muerto de la risa y la cara de mi Gerald pobre pero lo tiene ganado por brutoooo!!! ahora q se espere hasta el domingo al igual q nosotros... pero no se porq siento q se encontraran antes.
ResponderBorrarSabes de sobra q me encanta lo q escribes y q capitulo a capitulo estoy mas entrada y fiel a la historia. te quiero amiga nos escribimos pronto
besitos
Dios espero que no le pase nada a la madre menos mal que GErald sabe ya la verdad aver que pasa en el siqiente capitulo enganchadisima estoi ala historia
ResponderBorrarMe dejas ahiiiiiii!!!! quiero masss!!
ResponderBorrarMUY BUEN CAPITULO FARLEY !!!
ResponderBorrarAL FIN SE DIO CUENTA QUE ERA UN CONNARD hahahaha
se lo merece !
Ya quiero el capitulo 10 !!!!!!
Besos !
que lastima lo de su madre me gusto mucho el capitulo un beso y esperando por mas gracias
ResponderBorrarMuy buen capitulo!!!!
ResponderBorrarYa quiero mas....
Que risa,con Gerald.
Saludos ;)
Si la enferma esta viva y la salva el buen doctor gana puntos, seguro se le olvida a luciana la groseria con ella,es bella la novela farley es diferente y me encanta gracias por darnos un ratico de tu tiempo madre un beso.
ResponderBorrarMe encantó!!!!!! y como siempre me dejas con ganas de seguir leyendo, por eso siento tan cortittiittos los capítulos, pero la verdad es que tu historia es Súper!!!, así que tocará seguir esperando hasta el próximo verdad? un fuerte abrazo.
ResponderBorrar